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Castilla-La Mancha mejora su índice de competitividad, aunque se mantiene el perfil bajo
(Foto: ICREG)

Castilla-La Mancha mejora su índice de competitividad, aunque se mantiene el perfil bajo

  • La mitad sur de España y las islas muestran un perfil de competitividad bajo,
  • Madrid y las del noroeste alto o medio alto, y las del noroeste y Valencia medio bajo

miércoles 04 de diciembre de 2019, 21:00h
En el último año, Castilla-La Mancha se ha mostrado más dinámica y competitiva, según refleja el Índice de Competitividad Regional (ICREG) 2019, que elabora el Consejo General de Economistas. En seis de los siete ejes que se emplean para establecer ese índice, la Región ha mejorado de forma considerable, en tres (los entornos económico y empresarial y del capital humano), en otros dos (el campo de la innovación y el mercado de trabajo) de forma algo más moderada y en uno (infraestructuras básicas) no registra variación. Sólo el valor que mide la eficiencia empresarial ha retrocedido respecto al año pasado. El informe señala a “Islas Baleares, Castilla-La Mancha y Extremadura como las Comunidades Autónomas con una mayoría de ejes con crecimiento intenso”. El Informe anual de la competitividad regional en España tiene el objetivo principal de evaluar su evolución en las Comunidades Autónomas e identificar qué factores son causa de la brecha existente entre las regiones.

A pesar de esta mejora, la competitividad económica de la Comunidad Autónoma se mantiene en el puesto 14 de las 17 regiones españolas, con un índice de 5,8, siete décimas por encima del año anterior, cuando obtuvo un 5,1. La economía más dinámica, la madrileña obtiene 14,4 puntos (1,2 más que un año antes) y la menos dinámica, la extremeña se queda en un 4,8 frente al 3,8 de un año antes. El índice se establece a partir de siete ejes en los que se miden 53 variables e indicadores.

Castilla-La Mancha se sitúa en decimocuarta posición, con 5,8, siete décimas más que el año anterior

La contribución positiva al índice de competitividad de la economía castellano-manchega es más significativa en las variables de tasa de ocupación, coeficiente de apertura externa, inversión extranjera directa y tasa de ahorro (eje de entorno económico), tasa de paro, tasa de paro de larga duración y ninis (eje de mercado de trabajo), abandono del sistema educativo y nivel formativo alto (capital humano), saldo de Administraciones Públicas y deuda por habitante (eje de entorno institucional), tamaño de las empresas (eje de eficiencia empresarial) y viviendas con banda ancha (eje de innovación). Por el contrario, la incidencia es más negativa en: desigualdad y delitos (eje de entorno institucional), empresas exportadoras regulares, variación de los costes laborales unitarios y variación de la productividad (eje de eficiencia empresarial).

El mapa de competitividad de las economías regionales diferencia tres grandes zonas: la sur y las islas, donde todas las regiones muestran un perfil bajo y las del noreste, donde se concentran las Comunidades más competitivas del país, en un triángulo formado por Madrid, País Vasco y Cataluña. La tercera zona, la noroeste, a la que se suma la Comunidad Valenciana, muestra un perfil medio bajo.

En su conjunto el estudio señala que “La Comunidad de Madrid ocupa el primer lugar del ranking de Comunidades. Junto a Comunidad Foral de Navarra y País Vasco forman el grupo de nivel competitivo relativo Alto. El grupo de comunidades con nivel bajo está constituido por Región de Murcia, Islas Baleares, Castilla-La Mancha, Canarias, Andalucía y Extremadura, que ocupa el último lugar del ranking competitivo”.

Por ejes, la mejor posición de la economía regional se da en el entorno institucional, que es el decimosegundo entre las 17 regiones, avanzando una posición respecto al año pasado. También mejora una posición en el ranking en los ejes de entorno económico en el de innovación, situándose en ambos en el puesto 13. Mantiene la posición en mercado de trabajo (14), capital humano (15), infraestructuras básicas (15). Cae un puesto en eficiencia empresarial, situándose como la segunda región española con peor índice en esta materia.

Por lo que respecta a algunas de las 53 variables consideradas para establecer el comportamiento en los diferentes ejes, en 2018, el PIB por habitante de la región ha subido desde los 21.703 euros de 2017 (78,5% de la media nacional que se situaba en 27.664) a los 22.437 (79,7% de la media nacional, que era de 28.168). Mejora un puesto respecto al año pasado y es el cuarto más bajo del país.

La productividad por ocupado escala cuatro posiciones en la tabla de regiones y se sitúa en el puesto decimosegundo, con 56.919 euros, casi 5.800 euros por encima de la de un año antes. La media nacional es de 60.627 euros.

El 28,4% de la población castellano-manchega tiene estudios superiores. Son 4 puntos más que la media europea, aunque 8,9 menos que la media española. Ocupa el puesto 16 entre las Comunidades Autónomas.

En cuanto al paro, la tasa a final del año pasado era de 18,2%, la cuarta más alta del país. Junto a Extremadura, Andalucía, Canarias, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Región de Murcia presenta una tasa de desempleo superior a la media.

Los indicadores referidos a la investigación y el desarrollo tecnológico son igualmente relevantes en el estudio, dado que el mayor esfuerzo innovador redunda en una mayor eficiencia en el uso de los factores productivos y, por ende, en la productividad. Castilla-La Mancha dedicó a esta faceta el 0,56% de su PIB, frente al 1,2% del conjunto de España y del 2,06% de la UE. Es la tercera región con menos esfuerzo económico en la materia.

En cuanto a desigualdad medida a través de la ratio S80/S20, que cuantifica la relación entre la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más alta, en relación a la renta media obtenida por el 20% de la población con la renta más baja. La relación es de 6,6 puntos, seis décimas por encima de la media nacional y 1,5 de la europea. Sólo Canarias, con un 7, presenta mayor índice de desigualdad. De hecho, Canarias, Castilla-La Mancha, Andalucía y Comunidad de Madrid son las que presentan una mayor desigualdad relativa, superior al 20% de la media de la UE-28 en los cuatro casos.

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