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En primer plano, el presidente García-Page, el vicepresidente del gobierno regional y el consejero de Sanidad. En segundo plano, el portavoz parlamentario de Podemos, David Llorente.
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En primer plano, el presidente García-Page, el vicepresidente del gobierno regional y el consejero de Sanidad. En segundo plano, el portavoz parlamentario de Podemos, David Llorente. (Foto: Cortes CLM)

El gobierno regional quiere sacudirse a Podemos con decisiones que afectan a los ciudadanos

jueves 09 de agosto de 2018, 20:36h
Los políticos suelen ser muy desmemoriados. En abril de año pasado cuando hubo que prorrogar los presupuestos porque el gobierno regional no logró los suficientes respaldos del Parlamento, el Ejecutivo lo consideró una tragedia y la madre de todos los males y puso en marcha la maquinaria política para celebrar en las semanas siguientes “más de doscientas reuniones con colectivos y afectados por el incumplimiento de Podemos”. Había que sacudir a Podemos para quitarle apoyos y votos.

El año pasado prorrogar el presupuesto afectaría de forma muy negativa a la sociedad. Para 2019, el gobierno se plantea prorrogar el presupuesto

No había comparecencia pública ni nota de prensa oficial en la que no se arremetiera contra Podemos y se advirtiera del riesgo que la prórroga presupuestaria conllevaba por no poder poner en marcha nuevos proyectos. Dijo el portavoz, dijo el presidente y dijo todo consejero al que se quisiera escuchar que “Todo lo programado se mantiene, pero todas las mejoras quedan ahora en el aire”. Se habló del empleo, de la financiación de la Universidad, de las ayudas sociales, de la educación, de los interinos, de la oferta pública de empleo, de determinadas inversiones en hospitales… como los grandes perjudicados. Todo era negro, muy negro. Y la culpa era de Podemos.

Y mira ahora, que el gobierno advierte que en 2019 puede que no haya nuevo presupuesto, que se prorrogue el actual. Y no hay razón económica ni jurídica que justifique esta decisión. Es la conveniencia, el cálculo electoral del presidente, al que le preocupan más los votos que los ciudadanos.

Quiere García-Page llegar con aguas tranquilas a las elecciones y no dar la oportunidad a Podemos de romper el gobierno y hacerlo en la votación de presupuestos. Sabe que esa tranquilidad le favorece y que la ruptura permitiría marcar perfil propio a Podemos, un perfil de izquierdas, más social. Máxime tras las políticas de apoyo decidido que el presidente ha dado a proyectos empresariales de las familias más poderosas de la Comunidad y que cuentan con una fuerte contestación social. Tanto es así que, a resultas de esos proyectos, el diputado de Podemos David Llorente se manifestó contra la ley de mecenazgo, que finalmente el presidente García-Page no logró sacar adelante, a pesar de tener a Podemos dentro del gobierno.

Y con esa pretensión de aguas tranquilas, el gobierno busca una excusa para no arriesgar en una votación de presupuestos y prorrogar los de este año, a pesar de que se puedan poner en peligro compromisos adquiridos, como el reciente acuerdo sobre el desarrollo de nuevas titulaciones universitarias y la financiación adecuada de la Universidad (por citar uno de los últimos compromisos que deben ir en los presupuestos de 2019). Y la excusa la ha encontrado en si finalmente se cambian o no los objetivos de déficit, algo que ya vivió el año pasado y que no le impidió presentar la ley de presupuestos.

Lo que plantea es saber si puede tener un déficit del 0,1% del PIB o del 0,3%, que traducido al cristiano es si en lugar de poder endeudarse por 42 millones de euros le autorizan endeudarse en 84 millones más para gastar el año que viene. Todo ello en un presupuesto que sobrepasaría los 9.500 millones de euros. Algo que puso sobre la mesa la ministra de Hacienda para no hacer un nuevo modelo de financiación, que sería el que daría más dinero a las Comunidades Autónomas.

Sorprende lo que ha dicho Blanca Fernández, la portavoz socialista en las Cortes Regionales, esta semana hablando de cosas del gobierno afirmó que “si no se flexibilizan los objetivos de déficit, esta Comunidad Autónoma tendrá que ver los pros y contras de lo que supone prorrogar o aprobar uno nuevo”.

Sorprende que la postura llegue tras adelantar clm21.es que el gobierno del presidente García-Page este desarrollando tarde, mal -y en algunos casos- nunca el Plan de Garantías, el centro del acuerdo con Podemos. Un retraso que puede obedecer a dos razones: la falta de capacidad de gestión, o el interés por dañar a Podemos en la cara de los más necesitados de la Comunidad.

David Llorente, el portavoz parlamentario de Podemos, ha vuelto a insistir en la necesidad de que Podemos abandone el gobierno de García-Page. Y Llorente añade un agravio más de García-Page a la formación morada: el incumplimiento del acuerdo de sacar adelante la ley electoral. Dice el gobierno que no hay tiempo. Y no dice verdad. Si un grupo parlamentario, ya sea Podemos, ya sea el PSOE, presenta la propuesta en las Cortes, hay tiempo suficiente para que esté aprobado antes de que a finales de marzo se disuelva la Cámara con la convocatoria electoral. Otra cosa es que a Emiliano García-Page ahora no le venga bien cambiar esta ley que él mismo definió como "pucherazo, atropello democrático y golpe de estado autonómico".

David Llorente dice -y dice bien- que hay tiempo suficiente. También dice sobre la posible prórroga presupuestaria que "refleja una actitud inflexible y poco negociadora de partida, cuando de lo que se trata es de propiciar acuerdos".

Desde el punto de vista económico, la prórroga del presupuesto ahondaría en los males que la política económica del actual gobierno ha traído a la Comunidad y que queda reflejada en la evolución del crecimiento económico.

P.D.: El gobierno central aprueba un nuevo trasvase. El presidente García-Page tiene muy poca influencia.

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