El responsable de las finanzas públicas de Castilla-La Mancha transmitía cierta preocupación por el impacto que pudiera tener en la economía la posibilidad de que se crease un clima de desánimo con la persistencia de las informaciones que hablan de la desaceleración: “Que es un término que no debe confundirse con el de recesión económica”. Y ha explicado hasta en cuatro ocasiones la diferencia entre desaceleración y recesión. La desaceleración significa que “la economía crece en tasas positivas, aunque a menor ritmo que en los periodos anteriores. La recesión en cambio se produce cuando durante dos trimestres consecutivos, la economía no crece, sino que retrocede”
Apenas dos horas y media antes de que el consejero de Hacienda de Castilla-La Mancha, Juan Alfonso Ruiz Molina, hiciera la presentación de sus presupuestos y de su cuadro macroeconómico para 2020, avalado por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, el Instituto Nacional de Estadística venía a echar un jarro de agua fría al dar a conocer los datos reales de la economía española en el segundo trimestre del año: La economía nacional, dice el INE crece a un ritmo del 2% anual. En el cuadro macro, elaborado este mismo verano –en los meses de agosto y septiembre- con las previsiones de los institutos de estudios económicos y financieros fijaba el crecimiento nacional en el 2,2% para este año, en el 1,9% para 2020 y en el 1,8% para 2021 y 2022. En el caso de Castilla-La Mancha las previsiones mejoran una décima año a año las expectativas nacionales.
La cuestión es que en la desagregación por componentes del producto Interior Bruto, el INE apunta éntrelas causas de la desaceleración la fatiga del consumo de los hogares y una menor inversión empresarial. Esa desaceleración del consumo ya se había producido en los últimos ejercicios y había tenido su repercusión en los ingresos públicos. A menor consumo, el Estado ingresa menos por el Impuesto sobre el Valor Añadido (IVA) y por los impuestos especiales (cerveza, alcohol, tabaco, hidrocarburos y electricidad), que son unas de las principales fuentes de financiación de las Comunidades Autónomas, entre ellas Castilla-La Mancha. Castilla-la Mancha suele participar con una cuota del 4,3% en el reparto nacional del IVA entre Comunidades Autónomas.
De hecho, en 2017 la moderación del consumo se dejó sentir con fuerza en la recaudación del IVA y de los impuestos especiales ligados al consumo. Eso supone que este año 2019, en el que se ha hecho la liquidación de las entregas a cuenta por este impuesto, Castilla-La Mancha tenga que devolver 89 millones de IVA por los anticipos que recibió en 2017 por este concepto. (cuantía que equivale al 6,6% del total de los ingresos por IVA) A eso se suman otros 17 millones por impuestos especiales (equivalentes al 2,5%). Los datos de la Agencia Tributaria sobre recaudación del IVA ya avisan de que el año pasado el crecimiento de la recaudación fue menor que el registrado en 2017 y en lo que llevamos de año esa tendencia se ha agudizado.
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