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Castilla-La Mancha necesita cambiar la financiación para asegurar los servicios públicos
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Castilla-La Mancha necesita cambiar la financiación para asegurar los servicios públicos

jueves 10 de enero de 2019, 21:49h
La debilidad financiera de Castilla-La Mancha se ha puesto de relieve una vez más esta semana al hilo del informe del Tribunal de Cuentas, en el que se señalaba que en 2018 nuestra región tuvo dificultades para afrontar en su pago vencimientos de crédito por valor de casi 274 millones de euros. La cosa ocurrió en enero y febrero del año pasado, meses en los que las arcas están bajo mínimos y cuando se depende mucho del dinero ordinario y extraordinario que envía el gobierno central. Cualquier mínimo retraso provoca un terremoto en la tesorería. La mayoría de las regiones no sufrieron esa sacudida, lo que revela que o tuvieron más previsión o que no tienen tan fuerte dependencia del Estado. Castilla-La Mancha sigue arrastrando el rescate y un modelo de financiación que se vendió como extraordinario y que está lastrando la mejora de los servicios públicos en nuestra Comunidad, circunstancias ambas que mantienen a la Comunidad al borde del abismo.
Otro dato de la debilidad de las finanzas es el empeoramiento en los plazos de pago a proveedores. No se cumple el límite de 30 días. El principal responsable es el SESCAM, que maneja uno de cada tres euros de la Junta y que mes a mes ha ido demorando los pagos de sus facturas.

Son síntomas que revelan que las finanzas públicas de Castilla-La Mancha, al margen del lógico debate democrático sobre su gestión, reclaman un pacto político. De él depende el futuro de los servicios públicos y de la propia Comunidad. Sabido es que en tiempos de campaña electoral, como en el que nos encontramos, este pacto es difícil de abordar. Se han perdido los años en la confrontación y urge un acuerdo. Porque gobierne quien gobierne, sin dinero suficiente, difícilmente podrá mejorar los servicios públicos.

Hablar de la gestión del dinero público suele ser algo muy árido, pero en definitiva no es ni más ni menos que hablar de los mecanismos por los que se ingresa el dinero y de los servicios públicos que queremos y cuanto cuestan.

La ley de los grandes números

Uno de los debates es el de recaudar más, que se logra por tres vías: impuestos propios, financiación autonómica y capacidad de generar y gestionar programas que capten fondos europeos y finalistas del Estado. La gran fuente de ingresos es a través del modelo de financiación, que data de 2009 y que se ha mostrado especialmente lesivo para la Comunidad. A pesar de que se tenía que haber renovado en 2014, la negociación sigue aparcada. Otra de las fuentes de ingresos es a través de la fiscalidad propia. El gobierno y Podemos pactaron una subida de impuestos en 2016 que, pasado el tiempo, se ha demostrado ineficiente. Primero porque no hay margen en el sector privado (familias y empresas) que todavía padecen la crisis. Cualquier alteración al alza supone sobre el papel pocos ingresos adicionales y corre el riesgo de provocar la elusión fiscal, mediante los cambios de domicilio a regiones con los impuestos más bajos. Finalmente, el escenario europeo, con la salida del Reino Unido, uno de los socios principales que aporta más dinero del que recibe, va a provocar una reducción de los fondos disponibles para los 27 restantes. Se va a producir un cambio de la distribución de gasto y algunas políticas van a sufrir serios recortes.

Aquí el que paguen los ricos es una frase fácil y sin contenido, porque aquí hay pocos, muy pocos ricos, y esos suelen saber cómo cuidar de sus intereses. Por esa vía hay poco que rascar. La gran partida es la de la financiación autonómica, esa es la que determina la capacidad de la administración para pagar el modelo de educación, la cartera de servicios sanitarios y el abanico de políticas sociales. Y en esa cuestión debería ser fácil que se entendieran las fuerzas políticas de Castilla-La Mancha, siempre que el proceso no sea para la foto y el rédito particular, sino para que prime el interés general. La otra gran cuestión es la de negociar sobre la deuda pública, algo que cuanto más se demore más dinero va a costar y más dinero va a restar a los servicios públicos.

La cosa va de números y cifras redondas. De los 9.200 millones del presupuesto, más de 4.600 provienen del Estado por entregas a cuenta por la financiación (a lo que hay que sumar otras cantidades por la liquidación hasta acercarse a un total de casi 5.000 millones de euros), 2.000 millones en deuda, más otros 200 millones en gastos de deuda suman. En total la deuda y la financiación aportan 7.200 millones. Faltan otros 2.000 millones, de los que 300 se ingresan por impuestos de la propia Comunidad Autónoma y el resto corresponde a partidas son finalistas de fondos europeos y nacionales y financian proyectos concretos: fondos para empleo, para el desarrollo en infraestructuras (Fondo Europeo de Desarrollo Regional, Fondo de Compensación Interterritorial), los sectores productivos (FEAGA y FEADER), el Fondo Social…

La irrupción de Vox y el desplome de Podemos

Como de número van las encuestas. La novedad en el panorama político es Vox. Y si en Castilla-la Mancha, en septiembre no aparecía en las encuestas de intención de voto más simpatía, en diciembre lo hace con un 7,5%, lo que traducido a voto real es que obtiene escaño en las Cortes regionales, incluso escaños, es decir que la formación de Abascal se mueve entre 1 y 3 escaños. Dicen los sondeos (barómetros del CIS) que el que se desploma en la Comunidad es Podemos. Con los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas, los morados se convierten en extraparlamentarios y con mucha suerte puede que retengan un escaño.
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