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El futuro de los partidos y de sus líderes, salvo Sánchez, pasa por el 26M
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(Foto: Partido Popular)

El futuro de los partidos y de sus líderes, salvo Sánchez, pasa por el 26M

  • En el caso del PSOE, los que se la juegan son los barones regionales opositores a Sánchez
  • El resultado puede dejar una nueva correlación de fuerzas en el panorama político español

jueves 02 de mayo de 2019, 21:38h
La estructura del mapa político que se ha convulsionado el 28 de abril, se decidirá tras las elecciones de mayo, donde las estrategias y pactos determinarán el futuro de los diferentes partidos, especialmente del PP, Ciudadanos y Podemos. Aunque también de Vox y del PSOE.
Empezando por estos últimos, en el PSOE es la hora de los barones que se enfrentaron a Pedro Sánchez. El secretario general ha mejorado los resultados y será el próximo presidente de gobierno. Ahora son sus adversarios de partido los que se juegan su futuro. En Vox, está por ver si la ola iniciada en Andalucía y en las generales sigue creciendo o retrocede y enfría el futuro de la formación. La prueba para Rivera es si su deseo de convertirse en líder de la oposición al PSOE es compatible con pactar con el PSOE y darle algunos gobiernos autonómicos.

Podemos que ha perdido votos y escaños es un hervidero. La sonrisa viene porque cree que puede entrar en el gobierno. Los resultados autonómicos determinarán el futuro de la dirección nacional, máxime con la voluntad lanzada desde Ferraz de que Pedro Sánchez gobierne en solitario. Está por ver si Iglesias tiene capacidad para meter todos los territorios en el paquete de negociación para llegar él al gobierno y si el PSOE cede en esa negociación.

Donde los resultados han agitado más las aguas han sido en el PP, que al igual que Podemos, ha perdido buena parte de su representación parlamentaria y de sus votos. Pero en contra, no tiene opción de entrar en el gobierno de la nación.

El problema de Pablo Casado no ha estado sólo en lo que desde el punto de vista técnico se podría considerar una mala campaña electoral, en la que no ha medido el alcance del giro ideológico hacia posiciones ultraconservadoras, que también. El problema que le pasa factura de puertas adentro es que hizo y deshizo en las listas electorales de las provincias, generando un gran malestar en el aparato de muchas organizaciones territoriales, las mismas que ahora le señalan con el dedo. Precisamente en esas demarcaciones no ha dejado amigos que le arropen en las horas bajas y ha dilapidado buena parte de los apoyos que tuvo en el congreso del partido en el que ganó a Soraya Sáenz de Santamaría. Reclama una segunda oportunidad. Veremos.

Todo depende del resultado de las autonómicas y municipales. En principio, el mercado electoral dice que recuperará parte de los votos perdidos el 28 de abril. Por varias razones: La primera porque ni Vox ni Ciudadanos tienen todavía capacidad de presentar listas en todos los municipios españoles. Y eso le hará hegemónico en el espacio liberal, conservador y ultraconservador. En esas localidades disputará las alcaldías a los socialdemócratas y a la extrema izquierda, además de, en contados casos, a candidaturas independientes. Segunda, porque parte de los electores que votaron como desahogo o castigo volverán al voto útil. La incógnita pasa por las grandes ciudades. Y en estas, para muchos ciudadanos mal estuvo el giro hacia la extrema derecha y algunos ahora entienden poco un nuevo giro al centro. El cambio rápido no transmite certezas ni confianzas. Aunque necesario, ese cambio puede no ser del todo efectivo. Depende de cómo se proyecte a la opinión pública. La ciudadanía, cuando mínimo espera seguridad y certezas.

El verdadero problema del PP se le presenta el 26 de Mayo en clave autonómica. El resultado de las regionales determinará el puesto que ocupa en cada Comunidad. Si es primera fuerza, segunda, tercera o cuarta. Y ese es el escenario donde Vox y Ciudadanos le darán la batalla, aún a costa de saber que las municipales generan cierto arrastre del voto autonómico y eso prima al PP. Y con esa debilidad deberá negociar los posibles gobiernos de coalición. Unos gobiernos que permitirán teñir el mapa de España de Colores y donde Extremadura y Castilla-La Mancha son esenciales para presentar media España, la del Sur, teñida de azul.

Claro que en el casi de Castilla-La Mancha, el portavoz parlamentario de Ciudadanos, Juan Carlos Girauta, ya ha dicho que nones. Y eso que en marzo podía servir, ahora lo hace menos. Primero porque Ciudadanos aspira a convertirse en la oposición al PSOE. Y la coalición con los socialistas en las Comunidades Autónomas, perjudica a esa imagen de la que se quiere investir Rivera de líder de la oposición al PSOE. Segundo, porque Pedro Sánchez le está dando largas a Pablo Iglesias y podría gobernar en solitario con apoyos puntuales.

La estabilidad sería menor que la que aportaría un gobierno de coalición pero no daría alas y poder a sus competidores de extrema izquierda. En los sectores económicos crece la apuesta por una abstención de PP y PSOE en la investidura de Sánchez que le permitiera ser presidente en segunda votación. Es la segunda opción tras el rechazo reafirmado por Rivera de apoyar o coaligarse con el PSOE. En estos sectores se acepta ya un incremento de la presión fiscal importante, pero se rechaza el radical que pretende Podemos. No tanto por los resultados a corto plazo en las cuentas de las empresas, sino por el riesgo a medio plazo, que puede estancar el crecimiento del país, si no devolverlo a la recesión.

Y todo ese juego también se verá condicionado por el resultado de las autonómicas. Con todos los resultados en el tablero, se producirán las estrategias y las alianzas y eso es lo que terminará por determinar el futuro de Pablo Casado y de aquellos que se han puesto y se mantengan bajo su sombra.

De vuelta a la economía y al crecimiento, esta semana, Castilla-La Mancha ha tenido su alegría, crece en el último año dentro de las expectativas marcadas por el propio gobierno regional, lo hace dos décimas más que la media nacional y a un ritmo que permite seguir generando empleo. Las cifras revelan, y así lo ha publicado clm21, un cambio en la estructura del crecimiento. Ahora la Comunidad depende más de la agricultura que hace apenas cuatro años y que hace 10, cuando se inició la recesión, la construcción sigue sin reactivarse, la industria crece y está por encima de los niveles precrisis, aunque la manufacturera, que representa más de tres de cada cuatro euros está todavía por debajo, a pesar del tirón que viene dando desde 2015.
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