La economía regional sortea la desaceleración y mantiene el crecimiento en el 2,8% en el primer trimestre

Los cálculos de la Autoridad Fiscal se producen tras los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre la Contabilidad Regional de España, que sitúan el Producto Interior Bruto de Castilla-La Mancha en 41.926,43 millones de euros, 1.628 millones de euros más que en 2017.

Las cifras de la AIReF ponen de relieve el impulso registrado en el último semestre y marcan una recuperación y estabilización del crecimiento en el entorno del 2,8% anual tras las caídas registradas en 2017.

Esta aceleración registrada en los dos últimos trimestres hace que la economía castellano-manchega registre un crecimiento por encima de la media nacional. En los tres primeros meses del año, el PIB castellano-manchego creció a un ritmo del 2,8% anual frente al 2,4% del conjunto del país. De hecho tras Cantabria que crece al 2,9%, la evolución de la economía castellano-manchega ocupa el segundo lugar del país junto a Madrid y Navarra, que también crecen al 2,8% interanual. Las economías que menos impulso registran en el arranque del año son la extremeña (1,8%) y la vasca (1,9%). El resto de las comunidades registran una evolución por encima del 2%.

En términos trimestrales la economía castellano-manchega cerró el 31 de marzo con un incremento del 0,8% respecto al 31 de diciembre, una décima por encima de la media nacional, que creció un 0,7%, con economías como la navarra creciendo al 1%, y las andaluza, aragonesa, murciana y riojana al 0,9%.

La metodología cuantitativa utilizada por la Autoridad Independiente combina tres tipos de información estadística disponible para el análisis regional: los datos mensuales de indicadores de coyuntura desagregados a nivel territorial, los datos anuales compilados en términos de contabilidad nacional por la Contabilidad Regional de España (CRE) y, finalmente, las estimaciones para el conjunto nacional publicadas por la Contabilidad Nacional Trimestral (CNTR). De esta forma, se combina la rapidez y actualidad de los indicadores de coyuntura, la información estructural proporcionada por la CRE y la referencia nacional trimestral que asegura la consistencia de las estimaciones regionales individuales.