Por Mario Villamor Nodal, técnico de Europe Direct Ciudad Real
La Unión Europea se enfrenta al riesgo de futuros cortes del suministro de gas por parte de Rusia, país que está utilizando como amenaza la dependencia que algunos territorios como Alemania o Hungría tienen del mismo. Moscú esgrime que es una respuesta lógica a las sanciones económicas impuestas por occidente y que están atacando su economía.
De hecho, actualmente Rusia ya ha reducido a menos del 50% el suministro a través del gasoducto submarino Nord Stream, el mayor a nivel mundial y encargado de abastecer a Alemania.
Asimismo, Rusia impuso el pago de las facturas de gas en rublos, su moneda, y gran parte de los países europeos han rechazado esta exigencia, por lo cual Putin ha decidido cortar el suministro de manera completa a Bulgaria, Dinamarca, Finlandia, los Países Bajos y Polonia.
Desde Europa se defiende la toma inmediata de medidas, de cara a «reducir tanto el riesgo como los costes para Europa en caso de perturbaciones adicionales o totales, reforzando la resiliencia energética europea» (Comisión Europea, 2022).
La UE registra un consumo anual aproximado de 400.000 millones de m3 (400 bcm) de gas natural. La producción propia solo alcanza 75 bcm, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). Como dato: la UE compró a Rusia el año pasado 155 bcm, un 45% de sus importaciones de gas.
En España o Portugal no registramos este problema, dado que la dependencia del gas ruso ronda el 10%, según la AIE (a fecha marzo de 2022). España, a diferencia de Alemania, cuenta además con otras opciones de suministro de gas:
Sin embargo, en cuanto al plan de contención propuesto por la Comisión Europea, que podría llegar a convertir a nuestro país en un centro de almacenamiento y distribución de gas a nivel europeo, se plantean serias dificultades, dada la incapacidad e insuficiencia de los gasoductos que conectan España con el resto de Europa, que satisfarían de manera mínima la demanda.
Ahora, desde la Unión Europea se ha propuesto y aprobado un plan de emergencia voluntario (que será obligatorio si finalmente hay corte del gas ruso), que plantea la reducción en un 15% del consumo de gas, respecto al año pasado, en las fechas comprendidas entre agosto de 2022 y el 31 de marzo de 2023. Para países como el nuestro, se impone una rebaja al 7%. Hungría se opuso al acuerdo adoptado en el seno de la UE. Todo bajo ciertas exenciones y excepciones, en función de la situación en cuanto a las reservas de gas, conexiones por gasoductos y capacidad de obtención y almacenamiento del mismo, por parte de cada Estado miembro. Esta situación será revisable en mayo de 2023.
Se hace hincapié en que la industria ha de reducir su consumo de gas y tratar de sustituirlo por el consumo de energías renovables. También en garantizar la diversificación del abastecimiento, incluida la adquisición conjunta de gas, reforzando la posición europea.
Por ello, y para lograr alcanzar esta cifra anteriormente mencionada del 7%, ayer el Gobierno de España aprobó una batería de medidas a través del Real Decreto-Ley de medidas de sostenibilidad económica, que incluye un Plan de Choque de Ahorro y Gestión Energética en Climatización para reducir el consumo de energía en edificios administrativos, recintos públicos y comercios, que estarán en vigor hasta el 1 de noviembre de 2023, y que tendrán que estar en marcha desde la próxima semana:
Anteriormente, se lanzó el plan REPowerEU, que ya presentamos en otro artículo, consistente en el plan de reemplazo de la mayoría de combustibles fósiles rusos por renovables y que persigue diversificar los suministros energéticos y la ampliación de renovables, junto al ahorro de energía. De esta forma, permite a los países de la UE introducir medidas fiscales que impacten y generen ahorro de energía, como reducir el IVA para permitir sistemas de calefacción eficientes o el aislamiento de edificios.