La multinacional gallega, que desde 2008 tiene una planta de extrusión con capacidad para la fabricación de 20.000 toneladas al año fabrica el aluminio de segunda fusión a partir de ventanas, puertas, fachadas, y otros productos que han terminado su vida útil y los reincorpora al proceso productivo, reduciendo así la generación de residuos. Además de estos materiales, los sistemas de carpintería también contarán con poliamidas 100% recicladas, una solución que ayuda a disminuir el consumo energético y las emisiones de CO2.
La planta de Manzanares tiene una capacidad de tratamiento de 2.000 toneladas anuales de chatarra de aluminio. La división Cortizo Recycling, cuenta con más de 1,900 puntos de recogida de sobrantes de perfiles de aluminio distribuidos por toda Europa que se reintegran al proceso productivo, cerrando así el ciclo del aluminio 100% reutilizable y reciclable.
Manzanares es una de las tres sedes de entrega inmediata: un servicio de Cortizo que garantiza la entrega de perfiles de las series y acabados de más rotación en un plazo máximo de 10 días. La compañía también dispone en Manzanares una fábrica de PVC con una capacidad de producción de 90.000 ventanas al año, una ventana totalmente rematada cada 3 minutos.
Metrovacesa impulsará la arquitectura sostenible poniendo el foco en la circularidad de los materiales usados en sus promociones, cuya huella de carbono ya están estudiando. Además, el acuerdo, que tiene una duración inicial de un año prorrogable, supondrá un avance en materia de sostenibilidad para la promotora, adicional a los esfuerzos llevados a cabo hasta el momento.
El director de proyectos y sostenibilidad en Metrovacesa, David Sierra Llunch, valora la alianza en estos términos: “Desde Metrovacesa buscamos dar un paso más en cuanto a sostenibilidad, manteniéndonos siempre a la vanguardia. Por eso, este tipo de acuerdos son fundamentales para nosotros, ya que nos permiten mejorar la eficiencia de nuestras construcciones e impulsar la edificación sostenible.
Por su parte, el director general de arquitectura de Cortizo, Daniel Lainz, celebra que “la promotora líder del país se una al reto Infinity”, apostando por “carpinterías de altas prestaciones fabricadas a partir de un tocho de aluminio 100% reciclado, cuya producción arroja menos de un kilo de CO2 por cada kilo de aluminio producido, lo que supone una reducción de más del 95 % de las emisiones de carbono y del consumo energético demandado en la producción de tocho primario”.