Las patronales del sector reclaman la "necesidad" de que el comercio reciba un mayor reconocimiento político y social que tiene que ver, no solo con el compromiso demostrado durante la crisis sanitaria y humanitaria que ha vivido España en los últimos años, sino también con los grandes desafíos que el sector tiene por delante.
Así, entre los retos que afronta el comercio destacan el tener que hacer frente a una carga normativa excesiva -cualquier comercio en España está afectado por unas 3.000 normas- o asegurar el reemplazo generacional que permita al sector asumir los retos de la transformación digital, medioambiental, de formación y laboral.
En este último campo, el sector trabaja en la creación y formación de nuevos perfiles profesionales, así como elevar la consideración social de los trabajadores y trabajadoras del sector. "Es urgente para abordar el futuro del sector y mantener su impacto positivo en la sociedad", reiteran desde las asociaciones.
Más allá de la importancia del comercio para la economía, las empresas de la distribución destacan el impacto social crucial que el sector tiene en el empleo femenino, el emprendimiento y la vertebración territorial.
De esta forma, el 61% de los empleos del comercio están ocupados por mujeres -siendo uno de los sectores de la economía más feminizado-. Un tercio del total de los trabajadores lo hace en el régimen de autónomos, por lo que es un sector que promueve el emprendimiento, y dentro de él especialmente el femenino, porque de los más de 478.000 comerciantes autónomos aproximadamente la mitad son mujeres.
Además, el comercio tiene presencia en casi todos los pueblos de España, siendo un factor fundamental de vertebración y de dinamización económica territorial en términos de empleabilidad, actividad económica, apoyo a proveedores y revitalización de los centros urbanos. "Sin tiendas ni tenderos, corremos el riesgo de vaciar los pueblos y ciudades", han recalcado.