Sin embargo, a pesar de la debilidad de la economía del euro al final del año, para la francesa "siguen existiendo las condiciones para una recuperación", destacando la solidez del mercado laboral, a pesar del repunte del paro en diciembre, además de señalar la expectativa de que el aumento de los ingresos reales y la desaparición gradual de los efectos de la política monetaria restrictiva deberían respaldar una recuperación de la demanda con el tiempo.
Asimismo, ha advertido de que los riesgos para el crecimiento económico "siguen inclinados a la baja", ya que una mayor fricción en el comercio mundial podría afectar el crecimiento de la zona euro al frenar las exportaciones y debilitar la economía mundial, mientras que la menor confianza podría impedir que el consumo y la inversión se recuperen tan rápido como se espera.
En cuanto a la inflación, la presidenta del BCE ha subrayado que el proceso de desinflación "está bien encaminado", añadiendo que el incremento de los salarios se está moderando, y ha reiterado que confía en que vuelva al objetivo de medio plazo del 2% en el transcurso de este año, aunque anticipa que la inflación fluctuará alrededor de su nivel actual en el corto plazo.
De tal modo, Lagarde ha instado a que las políticas fiscales y estructurales busquen hacer la economía más productiva, competitiva y resiliente y ha expresado su "agrado" con la "brújula de competitividad" presentada ayer por la Comisión Europea, ya que proporciona "una hoja de ruta concreta para la acción".
"Es crucial dar seguimiento con políticas estructurales más concretas y ambiciosas a las propuestas de Mario Draghi para mejorar la competitividad europea y a las propuestas de Enrico Letta para fortalecer la Unión Europea", ha afirmado.