La organización explica que el cambio climático, tal y como los científicos llevan años pronosticando, está provocando que los regímenes de lluvias sean cada vez más imprevisibles, irregulares y extremos.
En los últimos tres años, en España se ha pasado de una de las peores sequías de la historia a un mes de marzo con precipitaciones extremas -sin olvidar el episodio más dramático, la dana del 29 de octubre-, que han causado daños humanos y económicos incalculables.
Estas precipitaciones extremas han vuelto a demostrar una necesidad sobre la que los agricultores llevan años advirtiendo, la de realizar una adecuada gestión de los cauces de ríos, barrancos y arroyos para que canalicen adecuadamente el agua y se eviten desbordamientos que causan graves daños en la agricultura de las zonas de ribera.
La limpieza de los cauces es imprescindible para hacer frente a las precipitaciones extremas que se ven favorecidas por el cambio climático. "Con más lluvias, antes no se producían tantos desbordamientos", aseguran desde UPA.