Anda el profesor García Molina, el de Podemos, claro, en eso del teatro, que es el género que más gusta a los suyos.
Quiere hacer méritos y dar bazas a Pablo Iglesias -¡jefe, jefe, jefe!- en eso de las negociaciones y en lo de hostigar al PSOE.
Se mete con los periódicos porque, dice, son los únicos que ven la crisis de Podemos. Y para sacar más pecho, le dice al presidente Page que si no le manifiesta públicamente su amor, se abstendrá en los presupuestos, a pesar del pacto y sobre los mismos.
Y con tanto teatro, el profesor, el que da clase a todos, descuida sus relaciones con su compañero divergente, David Llorente y, de seguir así puede que terminen como en Madrid, Galicia, Cantabria, País Vasco, Cataluña o La Rioja.
Que cuide más su huerto porque por los movimientos en Castilla-La Mancha, se ve que son dos por tres calles