El informe anticipa un duro enfrentamiento entre países: mientras Alemania y Países Bajos ya rechazan el aumento por “inaceptable”, España y los llamados Amigos de la Cohesión presionan por elevar el presupuesto al 2 % de la renta nacional bruta europea. Sin embargo, FEDEA advierte que, incluso en ese escenario, el nuevo marco no bastaría para abordar los grandes retos estructurales —digitalización, transición ecológica o competitividad— que exigirán sobre todo inversión privada.
El análisis recomienda cambiar el foco del debate: más que discutir el tamaño del presupuesto, se debería reforzar su papel como palanca para atraer inversión y promover reformas estructurales nacionales, impulsando además la Savings and Investments Union.
Entre las principales novedades del MFP destacan los Planes de Asociación Nacionales y Regionales, el nuevo Fondo Europeo de Competitividad y una reconfiguración del programa Global Europe centrada en la ampliación de la UE. No obstante, el informe advierte de los riesgos de replicar el modelo de gobernanza de los Planes de Recuperación sin corregir sus carencias: falta de coordinación territorial, debilidad administrativa y escasa medición de resultados.
FEDEA alerta también sobre la introducción de nuevos “recursos propios”, como el Corporate Resource for Europe (CORE), que podrían elevar los costes empresariales y reducir la competitividad, abogando en su lugar por avanzar en la armonización fiscal mediante el proyecto BEFIT.
En conclusión, el análisis considera que el MFP 2028–2034, tal como está planteado, no resolverá los problemas estructurales de la Unión Europea y podría, en cambio, agravar la fragmentación política y territorial si no se corrigen los fallos de diseño antes de su adopción.