Una instrucción "más ágil o menos ágil" contra la mujer del presidente que "tiene su ritmo y sus circunstancias" y en la que podrá haber "decisiones más correctas o menos correctas" y que "se podrán discutir jurídicamente o no".
"Los jueces a veces no somos infalibles y hay distintas opiniones jurídicas", admite, si bien asegura que no puede afirmarse que el juez Peinado esté "buscando ex profeso una influencia política", algo que en todo caso sí que hacen los partidos políticos, quienes "utilizan" causas judiciales para "buscar una consecuencia política".
Con todo, pide "normalizar" que haya procesos de investigación sobre una persona desde la presunción de inocencia, ya que si hay "indicios" de que un alto cargo o su pareja ha cometido un hecho delictivo, "habrá que investigarlo".
Siempre desde la premisa de que una investigación "no es una condena". "Hay que normalizar que pueda haber esas investigaciones, que no son una condena, para llegar a un punto de serenar el debate", ha zanjado al respecto.
La polarización política "lastra las instituciones"
En otro orden de cosas, asegura Astray que el debate político polarizado afecta a todo, y también al Poder Judicial, del mismo modo que "cualquier incidencia o cualquier fallo en cualquier ámbito genera un debate político muy posicionado y se utiliza como arma para desacreditar al otro".
"Vivimos en una sociedad polarizada que lastra la confianza en las instituciones y en el propio sistema", considera Astray, quien pone como ejemplo los problemas técnicos de las pulseras anti maltrato. "Usar eso como arma política genera inseguridad. Estamos haciendo un flaco favor a la sociedad".