SATSE subraya que dos de las múltiples manifestaciones de la violencia contra las mujeres son el acoso sexual y el acoso por razón de sexo. Se trata de conductas, a menudo normalizadas o silenciadas, que muestran una desigualdad estructural y un ejercicio de poder de género, y que son las más frecuentes, ocultas e impunes en el ámbito laboral, apuntó.
Violencia y abuso
Esta realidad provoca conductas violentas y abusivas que agreden y perjudican especialmente a las mujeres y a colectivos profesionales mayoritariamente femeninos. “Las profesiones dedicadas al cuidado han sido históricamente estereotipadas y sexualizadas, lo cual se agrava por la cercanía física y la percepción errónea de que estamos ‘al servicio’ de otras personas”, apunta.
Según SATSE, el sondeo realizado arroja datos muy preocupantes que hacen necesario continuar concienciando a profesionales, administraciones públicas, empresas privadas y a toda la sociedad para acabar con la violencia en el trabajo.
Los principales resultados en Castilla-La Mancha son que un 44,8 por ciento de las personas encuestadas han sufrido comentarios y/o chistes sexistas ofensivos en su presencia. Además, un 29,2 por ciento han sufrido alguna invasión deliberada de su espacio personal y un 26,5 por ciento se han sentido menospreciadas o han sufrido condescendencia.
Contacto no deseado
Además, el 23,2 por ciento afirma haber sufrido contacto físico no solicitado ni deseado (una mano en la cintura, abrazos y/o tocamientos en los glúteos u otras zonas sensibles o íntimas…), y el 11 por ciento asegura haber experimentado intentos no deseados de tener una cita y/o proposiciones para tener actividad sexual a pesar de sus intentos de disuasión.
Otros datos son que el 35 por ciento dice que ha sido tratada de manera diferente por su sexo; al 26 por ciento le han contado historias o bromas sexuales que le resultaron ofensivas; el 28 por ciento, miradas insinuantes e inapropiadas de carácter sexual; y al 21 por ciento les han intentado tocar o rozar, y a casi al 15 por ciento de las personas encuestadas han llamado su atención de forma sexual (silbidos, piropos ofensivos…).
La encuesta también concluye que el 43 por ciento asegura haber sufrido estas situaciones o similares entre 2 y 5 veces, y en el caso del 22 por ciento de las encuestadas, más de 10 veces a lo largo de su vida laboral. El 61 por ciento ha sufrido alguna de estas situaciones en los últimos 3 años.
Desconocimiento
En el 87 por ciento de los casos no se pone en conocimiento del centro ni se denuncia. Las causas principales son el desconocimiento del procedimiento y derechos existentes (40,7%) y/o la falta de confianza en la eficacia del procedimiento (27,3%).
El 66 por ciento de las enfermeras y fisioterapeutas encuestadas desconocen si existe un protocolo de actuación frente el acoso sexual y por razón de sexo al que acogerse, y solo el 15 por ciento afirma haber recibido información y/o haber tenido la posibilidad de formarse al respecto.
Ante esta realidad, SATSE reclama que se promuevan condiciones laborales que prevengan el acoso sexual y por razón de sexo a través del cumplimiento exigente de los planes de igualdad y protocolos que buscan su prevención, detección temprana, denuncia y apoyo y asesoramiento a las víctimas.
Tolerancia cero
También demanda medidas preventivas que promocionen una cultura de “tolerancia cero al acoso” mediante la difusión e información del procedimiento existente, así como formación obligatoria para todo el personal y campañas de sensibilización permanentes.
Otras demandas de SATSE son la inclusión de estos acosos en las evaluaciones de riesgos laborales como riesgo psicosocial; la protección integral a las víctimas frente a represalias y su acceso a apoyo psicológico y a la asesoría jurídica por si sus derechos laborales se han visto afectados, y la implementación de todas las actuaciones necesarias para restituir su salud psicológica y física.
El acoso por razón de sexo es un trato hostil o degradante hacia una persona por el hecho de ser mujer. Su propósito o consecuencia es atentar contra su dignidad y crear un entorno intimidatorio, degradante u ofensivo. Por su parte, el acoso sexual se define por su carácter sexual explícito. Es cualquier comportamiento, verbal o físico, de naturaleza sexual, que tenga el propósito o produzca el efecto de atentar contra la dignidad de una persona.