Según el consejero de Hacienda, Juan Alfonso Ruiz Molina, esos 1.475 M€ están pensados para “fomentar la actividad empresarial, modernizar el tejido productivo, impulsar el empleo, apoyar al sector primario, acelerar la transición ecológica y la transformación digital, mejorar la red de carreteras y facilitar el acceso a la vivienda”.
En palabras de la portavoz del Gobierno, este es un presupuesto inversor, no solo orientado al gasto corriente, sino a construir capacidad: se destinan 1.560 M€ a operaciones de capital para impulsar infraestructuras productivas, vivienda y medio ambiente.
Desde la Junta subrayan también que no se olvida el reto demográfico: 2.116 M€ se asignan a la Estrategia Regional frente a la Despoblación, un montante elevado que pretende dar oxígeno al medio rural y dinamizar la actividad en municipios con dificultades demográficas.
Las empresas, parte activa del crecimiento
En su último encuentro con la Confederación Regional de Empresarios de Castilla-La Mancha (CECAM), Ruiz Molina defendió estos presupuestos como una oportunidad histórica para que el sector empresarial “sea parte activa del crecimiento” y no solo receptor pasivo de ayudas. CECAM, por su parte, ha valorado favorablemente la cifra de 1.475 M€: considera que es “razonable, posibilista y creíble” para pymes y empresas de la región.
Más allá de las líneas generales, hay expectativas concretas sobre lo que podría anunciar la consejera. Se espera que desgloses cómo se repartirán esos casi 1.500 M€ entre gasto corriente y capital, qué porcentaje irá a pymes frente a grandes empresas, y cuántos programas estarán orientados a digitalización, energía verde o innovación agrícola. También será clave conocer si habrá mecanismos para que empresas rurales y de zonas despobladas puedan acceder a estos fondos sin quedar fuera por falta de estructura para presentar proyectos.