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Reunión del PSOE-PSC y ERC el pasado 10 de diciembre, en Barcelona.
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Reunión del PSOE-PSC y ERC el pasado 10 de diciembre, en Barcelona. (Foto: Pepa Álvarez // PSC)

Malestar en sectores del PSOE por el acuerdo con ERC y con el “falso patriotismo” del PP

  • Consideran que pactar una consulta sobre el acuerdo alcanzado da una baza a los independentistas en su estrategia por la independencia
  • Una cuestión que en La Moncloa no supieron responder: ¿Qué pasa si, sea cual sea la pregunta, los catalanes escriben sobre las papeletas la palabra “independencia”?

jueves 02 de enero de 2020, 21:50h
Lo había anticipado clm21.es: En la negociación de Sánchez con Esquerra Republicana de Cataluña se contemplaba una consulta a la ciudadanía de aquella región. El 23 de diciembre, nuestro medio daba cuenta de esa posibilidad y de la reacción que causaba en el presidente de Castilla-La Mancha: que advertía de que “empleará sus "atribuciones constitucionales" al referirse a posibles acuerdos sobre Cataluña”, y, entre esos acuerdos posibles, el de una consulta. El día 27 se ahondaba en esta vía en una crónica bajo el título “De Cataluña, el déficit y las atribuciones constitucionales del presidente Page”.
Los indicios, las señales de que se estaba por la celebración de una consulta habían pasado desapercibidas para los medios de comunicación, que se encontraron con esa fórmula el día 31, cuando se daba a conocer los acuerdos entre los hombres de confianza de Sánchez y los responsables de Esquerra. Entre ellos y según daba a conocer el periódico Ara (al que muchos consideran el diario del procés) figuraba uno especialmente llamativo: “Los acuerdos serán sometidos a validación democrática a través de una consulta a la ciudadanía de Cataluña. El acuerdo daba satisfacción a una de las principales pretensiones de Esquerra Republicana: la celebración de una consulta. Lo había dejado patente días antes uno de sus dirigentes y negociadores, Pere Aragonés, coordinador nacional de ERC, en un artículo en La Vanguardia, en el que señalaba que el acuerdo debería ser sometido “a la validación del pueblo catalán”.

A partir de aquí, ahora está en conocer qué es lo que será preguntado a los catalanes. Y cuál será la reacción dentro de la militancia y entre los barones socialistas. En cualquier caso, la estrategia de Sánchez choca contra la oposición que hizo el Estado a que se celebrase una consulta en Cataluña el 1 de octubre de 2017; el famoso referéndum. Desde el equipo de Sánchez se podrá decir que el referéndum en ningún caso será sobre la autodeterminación. Sin embargo eso es algo para lo que trabajarán todos los partidos independentistas. Pedro Sánchez y su ambición personal han abierto una puerta muy peligrosa.

Dirigentes socialistas castellano-manchegos ya advirtieron al equipo de Pedro Sánchez semanas atrás de que admitir una consulta sería un disparate. Y aunque desde el equipo de La Moncloa les trataron de calmar, la respuesta desde los dirigentes socialistas castellano-manchegos dejó intranquilos y desconcertados a los hombres del presidente Sánchez: “Os imagináis -replicaron los manchegos- que, sea cual sea la pregunta, los independentistas llaman a escribir sobre las papeletas la palabra “independencia” y hacen una campaña intensa en esa dirección. Esos votos serían nulos, no tendrían validez jurídica. Pero si son más que los otros votos, el independentismo vendería que había vencido la autodeterminación. Y lo harían con un referéndum que se les ha facilitado”. Dicho de otro modo, Sánchez brindaría una baza política para la independencia de Cataluña como nadie antes lo había hecho.

Pasadas las semanas, parece que en La Moncloa habían terminado por despejar su desconcierto y habían optado por hacer presidente a Sánchez con el apoyo de los independentistas sin reparar en las posibles consecuencias que ya le habían sido advertidas desde el socialismo castellano-manchego.

A medida que se acercaban las fechas del acuerdo, la información que llegaba desde La Moncloa generaba un gran malestar en el socialismo castellano-manchego y en su presidente, Emiliano García-Page. Tanto es así que, ya el día 23, ocho días antes de que los hombres de Sánchez y los de Oriol Junqueras llegaran al entendimiento, el secretario general de los socialistas castellano-manchegos y presidente de la Comunidad Autónoma al referirse a los acuerdos sobre Cataluña advertía que empleará sus atribuciones constitucionales.

El ambiente en el socialismo español, no sólo en el castellano-manchego empezaba a arder. El malestar también era con los dirigentes nacionales del PP, que en una estrategia electoral calculada, se mantenían en su postura de no facilitar la investidura de Sánchez para que no tuviera que depender de los independentistas. A los populares lo único que les preocupaba era achicharrar a Sánchez aún a costa de que se prendiera un fuego excesivamente peligroso para España. De poco sirven las palabras del secretario general de los populares tras el anuncio del acuerdo, en el sentido de que “el PP garantiza a los españoles que no habrá ni referéndum ni independencia”.

Los portavoces del socialismo preocupado por la deriva de la negociación y partidarios de aislar a los independentistas, en sus comparecencias públicas de diciembre aumentaban sus mensajes pidiendo sentido de Estado y patriotismo a los populares. Sus palabras eran cada vez más frecuentes y más directas. Pero caían en saco roto, al mismo tiempo que desde Podemos, su líder, Pablo Iglesias -defensor de una consulta de autodeterminación- se implicaba para empujar la apuesta nacionalista. Crecía el malestar contra “el falso patriotismo” del PP y no se disimulaba.

Así las cosas, el presidente de Castilla-La Mancha fue directo y claro, y ocho días antes de que se llegase al acuerdo advertía “lo que nos afecta a los españoles, lo decidimos todos” y anunciaba que estaba dispuesto a hacer uso de sus atribuciones constitucionales.

Hasta el día 7, cuando se celebre la votación definitiva para la investidura de Sánchez, todavía queda margen de maniobra. Los partidos constitucionalistas tienen en su mano que no se encienda la cerilla de un fuego dando posibilidad a los nacionalistas de tener una consulta en la que directa o indirectamente puedan votar por la independencia. En el PP están preocupados porque sienten en el cuello el aliento de Vox. Bastaría con dirigirse a la ciudadanía y explicar la realidad de la situación. Es algo sencillo de hacer. No es habitual entre la clase política contar a los ciudadanos las cosas por derecho. Piensan que eso no da votos. Están muy equivocados.
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