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Emiliano García-Page durante la grabación de su mensaje de Año Nuevo.
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Emiliano García-Page durante la grabación de su mensaje de Año Nuevo. (Foto: José Ramón Márquez //JCCM)

Una entrevista para el análisis: La del presidente Page tras la investidura de Sánchez

jueves 09 de enero de 2020, 21:20h
Hay quien le critica por su gestión o por algunas de sus actuaciones. Pero si algo tiene el presidente García-Page es la capacidad de análisis. Y dentro del panorama político nacional destaca además por medir lo que dice y por decir lo que quiere, incluso rozando el límite de lo que puede o debe dentro de lo considerado conveniente, aunque eso le lleve disgustos entre los propios, porque los de los ajenos van de suyo.

Por ello hay que escuchar una y otra vez lo que dijo ayer mismo en una entrevista en la cadena SER y leer entre líneas. Y en esa entrevista advierte y dice que “los límites en los que nos movemos son muy deslizantes”… “Me alegro mucho que el PSOE haya asumido el concepto del abstención para que acabara el bloqueo”… “No estamos en este escenario porque hayamos querido sino porque estamos haciendo de la necesidad virtud”… “Hay que dar margen al presidente (Sánchez) para que ponga a andar el gobierno”… “Voy a trabajar por reconstruir algún puente entre partidos constitucionalistas, porque puede suponer un plan B ante el exceso de exigencias por parte del independentismo”…”Siempre que he visto al PP en una oposición hostil y beligerante. No me llama la atención este debate. Creo que el PP se está equivocando. Ha perdido mucho más que Ciudadanos”…

Son algunas de las claves que lanzó en la entrevista. Sirven para vislumbrar algo de lo que ha pasado en los últimos días, incluidas las tensiones internas vividas en el socialismo español y para ver la situación de cara al futuro. Sánchez es el secretario general de los socialistas, a los que representa, pero no es el socialismo español ni todas sus sensibilidades. Pero disciplina y democracia obligan.

El acuerdo de Sánchez con los independentistas es para los socialistas castellano-manchegos como algunas sentencias: No gusta pero se acata… Y, una vez conocida en su totalidad y todos sus pormenores… tal vez se puede llegar a recurrir. Hubiesen preferido otro desenlace. Es normal, un partido que recibe el 43% de los votos en unas elecciones autonómicas no puede pensar muy diferente de esos ciudadanos en temas esenciales. Y esta tierra nuestra es el que tiene más afianzado el sentimiento de unidad nacional, según se desprende de los estudios del Centro de Investigaciones Sociológicas. Lo contrario convertiría a los socialistas castellano-manchegos en unos especímenes raros, que ni viven ni conocen a sus vecinos, ni comparten con ellos lo básico.

El PP era consciente del padecer de los socialistas castellano-manchegos. Tras desoír las peticiones socialistas de que se abstuvieran para salir del bloqueo y no depender de los independentistas, los populares han tratado de trasladar la imagen de que los diputados nacionales del PSOE por Castilla-La Mancha han sido decisivos al votar a favor la investidura de su jefe y no abstenerse como demandaban desde la derecha. Anduvieron listos en el PSOE cuando recordaron al PP que en su día, el líder regional del PP pidió a los diputados socialistas que facilitaran la investidura de Rajoy para acabar con el bloqueo. Cosa que finalmente hicieron los socialistas al abstenerse para que España pudiera tener un gobierno, “aunque fuera del PP”. Los socialistas colgaron un vídeo con las declaraciones del líder regional del PP en 2016 en el que pedía la colaboración del PSOE. Al tiempo, el secretario de organización de los socialistas castellano-manchegos, pedía a los populares lo mismo que pidieron ellos dos años antes, su colaboración para no tener que depender de los nacionalistas. Todo en las horas previas de la votación final.

Hubo un tiempo en el que los puentes PSOE-PP existían, aunque tuvieran sus límites. Era un diálogo fuera de foco que permitía rebajar la tensión y, mirado de otra forma, cierto entendimiento entre los dos grandes partidos españoles respecto a los emergentes más radicales o rupturistas con las bases que permitieron el sistema democrático en España. Es cierto que algunos de los protagonistas de esos encuentros han ido pasando a un segundo plano de la escena en el panorama regional, en el que tuvieron su eficacia en los últimos ocho años.

Habrá que estar atentos a lo que se dice y se hace dentro y fuera de foco las próximas semanas. Si alguien se desliza demasiado, en qué se traduce la abstención asumida (en vez de otra postura) en los acuerdos con ERC, cuál es el margen al margen dado, y si se trabaja en un plan b para España por si el plan a termina fallando. Un plan b, que pasaría por el entendimiento de los constitucionalistas. Y para eso sería precisa la voluntad de todos.

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