Crónica: El coronavirus salta a la economía y amenaza con destruir crecimiento y generar paro

Las revisiones se producen tras el análisis de la economía mundial y nacional y la publicación de los datos de coyuntura. Así, los índices manufactureros de China, la fábrica del mundo, han caído a mínimos históricos. Los indicadores de pedidos para la exportación en ese país están en niveles de 2009.

La FED norteamericana ha rebajado el precio del dinero en medio punto y el Banco Central Europeo ha manifestado que está dispuesto a ampliar los estímulos monetarios para tratar de frenar el impacto de la epidemia en la economía, al tiempo que pide a los gobiernos de los Estados que apliquen estímulos fiscales, algo que pilla a contrapié al gobierno de España inmerso en una expansión fiscal para poder financiar su agenda política.

El virus no sólo se está cobrando vidas humanas. Empieza a cobrarse crecimiento económico. Los principales afectados son el comercio mundial de bienes y el de servicios turísticos, que, además de la demanda interna, son los ejes sobre los que ha pivotado el dinamismo de la economía nacional y regional.

De hecho, el propio Ministerio de Trabajo difundió una “Guía para la actuación en el ámbito laboral en relación al nuevo coronavirus”. En el documento ya se recogen medidas como “paralización de la actividad por decisión de la empresa”, o “por decisión de las personas trabajadoras”. Y en él se abre la vía a la “suspensión total o parcial de la actividad por expediente de regulación de empleo”.

La iniciativa y la alarma que generaba no gustó ni en la patronal, ni en los sindicatos ni en La Moncloa, que desautorizó a la ministra de Trabajo y recordó que es el “Ministerio de Sanidad el que está centralizando el trabajo en este campo” o, lo que es lo mismo, el problema está bajo la óptica de salud pública, no desde la de la de economía o trabajo.

Era el último desencuentro en el gobierno de coalición, en una semana en la que la ley de libertad sexual ha provocado numerosos roces entre Podemos y PSOE, hasta el punto de que el vicepresidente Pablo Iglesias salió en defensa de su compañera sentimental y de partido, la ministra de Igualdad, Irene Montero, a propósito de los encontronazos sobre la redacción de la ley, catalogada desde el ala socialista como de auténtica chapuza de técnica jurídica. Iglesias dijo aquello de que “en las excusas técnicas hay mucho machista frustrado”, acusando de esta forma de machistas a compañeros del gabinete.

No ha sido la única que ha protagonizado el líder de Podemos. Las otras van en clave interna. Quiere ahora que se levante la limitación de mandatos en el partido y la limitación de salarios a como máximo tres veces el mínimo interprofesional. Lo que en la práctica es que quiere estar más tiempo y cobrar más. Nada que objetar. Se ha unido al club de la casta a la que con tanta dureza criticó y sobre la que tanto dogmatizó.