www.clm21.es
Reconstruir el mañana
Ampliar

Reconstruir el mañana

jueves 11 de junio de 2020, 21:55h
“No podemos seguir considerando que las residencias de ancianos o los centros de día para personas mayores son servicios de segunda clase. Y esto significa dignificar a los profesionales que en ellos trabajan con salarios adecuados y formación acorde con la enorme complejidad de personas que atienden”. La frase es de unos meses antes de la pandemia, de diciembre de 2019. Su autor, el ciudadrealeño José Augusto García Navarro, médico especialista en geriatría, director general del Consorcio de Salud y Atención Social de Cataluña y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.
Numerosas publicaciones han venido abordando durante los últimos años el impacto del envejecimiento de la población en nuestro sistema sanitario y social (la búsqueda en internet “envejecimiento y sanidad” reporta más de 430.000 entradas). El progresivo envejecimiento de la población española se había convertido en un reto para el sistema sanitario. A más envejecimiento, más consumo de recursos, más consumo de medicamentos. El sistema apostaba por un cambio progresivo hacia la atención sociosanitaria. Y la pandemia ha dejado al descubierto las debilidades de ese modelo. Las residencias de ancianos han concentrado el mayor número de defunciones por el coronavirus y está en cuestión el comportamiento hacia unos ciudadanos en un país en el que presumimos de sanidad universal y gratuita.

Es cierto que otra de las debilidades que ha mostrado la pandemia es que los recursos sanitarios no son ilimitados y que el modelo está diseñado para el día a día. La crisis de financiera y del ladrillo debilitó el sistema nacional de salud, que no había terminado de recuperarse cuando el virus ha provocado el estallido de todas las costuras.

Es hora de que las comisiones para la reconstrucción trabajen en el diseño de cómo será el mañana más inmediato y el mañana del mañana. No para que sea un tatami donde se reparten mandobles a izquierda y derecha.

La frase de nuestro paisano con la que abríamos esta crónica es un buen punto de partida para diseñar el modelo sociosanitario del futuro, que no es algo lejano sino, como decía Einstein “llega suficientemente temprano”. Y, a fin de cuentas, parafraseando a Woody Allen, es el sitio donde vamos a ir a pasar el resto de nuestras vidas.

Por hacernos una idea de qué espera al sistema en los próximos años, baste señalar que hace 45 años, cuando se iniciaba la transición española, la tasa de envejecimiento de la población española (personas de más de 64 años) era del 10,45%. En la actualidad es del 19,5. Castilla-La Mancha ha andado el mismo camino y ha pasado de tener una tasa del 12,4% de sus habitantes con más de 64 años a estar en el 19,2%. Aún más, el envejecimiento no es mayor gracias a la inmigración. Nuestra Comunidad, al igual que el conjunto de España, registra en los últimos años mayor número de defunciones que de natalicios.

Esos hechos, esas claves, son las que deberían determinar cómo debe ser el Estado del Bienestar en unos años, en Educación, Sanidad y Servicios Sociales. Porque la tendencia es que habrá menos demanda educativa por un descenso del número de niños y jóvenes y una mayor necesidad de atención sanitaria, de dependencia y de servicios sociales. Y si algo ha fallado estrepitosamente en nuestro país (y no sólo en España) es el modelo de atención sociosanitaria a nuestros mayores.

Y eso es algo más profundo que si la gestión debe ser pública o privada, y qué papel debe jugar el tercer sector. Ese será el segundo, el tercero, el cuarto o el quinto escalón. El primero debe ser qué queremos, con qué recursos contamos y qué servicios deben prestarse en un Estado Social.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios