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La incidencia de la pandemia en el trabajo, la vivienda y los acontecimientos familiares
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La incidencia de la pandemia en el trabajo, la vivienda y los acontecimientos familiares

jueves 10 de septiembre de 2020, 21:33h
Mañana hará seis meses desde que oficialmente un coronavirus que se propagó desde China se convirtiera oficialmente en pandemia y el lunes se cumplirá medio año desde el decreto del estado de alarma. La pandemia ha cambiado sustancialmente la vida como era antes. En algunas cuestiones, por decisión oficial y, en otras, por el albedrío personal. Mascarilla, gel, distancia… son términos que forman parte del vocabulario común. Esta semana, la vuelta a las aulas, tras el cierre apresurado en marzo, deja un dato revelador: La escolarización de 0 a 3 años en nuestra Comunidad se ha reducido a la mitad. El dato refleja, entre otras cuestiones, la preocupación de unos padres que han optado por la cautela. No es lo único que ha cambiado en el panorama familiar.
El virus ha modificado acontecimientos esenciales de nuestras vidas relacionados con el nacimiento, la vida o la muerte. Ha afectado a los trabajos de unos y a la forma de trabajar de todos, incluso al lugar desde donde se trabaja. A la cesta de la compra, a la vivienda deseada, al precio de la misma...

La Encuesta de Población Activa dejaba un dato en el segundo trimestre, 93.000 castellano-manchegos había trabajado más de la mitad de los días desde sus casas. Un año antes eran 36.900. También dice la EPA que 11 de cada 100 asalariados ha cumplido con su empresa trabajando desde su domicilio. En 2019 eran sólo el 2,6%. Cambian los hábitos de trabajo, lo mismo que se ha resentido el mercado de trabajo. En nuestro país hay 156.000 hogares más que un año antes, mientras que los que tienen a todos sus miembros activos ocupados se han reducido en 261.000.

En junio 3.000 hogares de Castilla-La Mancha donde residen 10.388 personas recibían de oficio el ingreso mínimo vital. Se trata de quienes venían recibiendo la prestación por hijo a cargo sin discapacidad o con discapacidad menor del 33% y que han sido reconocidos de oficio como beneficiarios del Ingreso Mínimo Vital. Pero el atasco en la gestión del IMV es grande. Las estimaciones realizadas desde el gobierno cifran en 40.000 las familias y en 120.000 las personas de nuestra Comunidad que serían beneficiarias de esta ayuda.

Hechos importantes en nuestras vidas, como puede ser la boda propia o de un familiar se han reducido a presencias testimoniales. Incluso se han dado casos en los que la imposición de restricciones, de un día para otro, han provocado la suspensión de la ceremonia. Y si el júbilo ha quedado limitado, también lo ha estado el duelo, con entierros donde la asistencia a la despedida de seres queridos ha sido restringida al máximo. Las asistencias de los padres a los partos, la visita a los recién nacidos, también han sido trastocadas por la pandemia.

Ha crecido la preferencia por el chalet sobre el piso, se han frenado decisiones de compras de casas. En el primer semestre de este año el número de operaciones se ha reducido en un 24,1%, el de hipotecas en un 19,2% y el importe de esos créditos se ha reducido un 18,5%.

El sistema de diversión de un pueblo extrovertido que vive en la calle también ha padecido la pandemia, sin ferias, sin fiestas, sin grandes reuniones sociales… Los jóvenes han visto como desparecía el botellón.
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