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Unos presupuestos estatales de fantasía y la subida salarial de los empleados públicos
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(Foto: Pool Moncloa/JM Cuadrado)

Unos presupuestos estatales de fantasía y la subida salarial de los empleados públicos

jueves 05 de noviembre de 2020, 21:55h
En su cuadro macroeconómico para 2021 el gobierno central estima que la economía española no alcanzará el año que viene los niveles que había en 2019. Aún así, en sus presupuestos la ministra de Hacienda prevé ingresos históricos que superan los 487.000 millones de euros. Contempla que la recaudación de los impuestos sobre los productos se incremente en un 17,6%, mientras que estima que el PIB crecerá un 9,8%.
El Banco de España no se cree la previsión de ingresos de los Presupuestos del Estado. Comisiones Obreras tampoco se cree las previsiones de ingresos de los Presupuestos del Estado. A estas alturas y, tras los rebrotes que han obligado a rebajar la actividad, ni la ministra se cree los Presupuestos del Estado.

Los presupuestos de este y de cualquier gobierno sirven para la comunicación, más en su vertiente de propaganda que de información veraz. Las cosas se hacen con dinero y, desgraciadamente, no hay dinero suficiente para todo y para las necesidades urgentes. Pero el papel lo aguanta todo. Y aquí se hacen las cosas al revés. Primero se calculan los gastos y luego se cuadran los ingresos. Llegado el momento de la realidad caben varias opciones para frenar el gasto (hacer recortes sobre lo anunciado) sin dar traslado a la opinión pública de ese ajuste, incurrir en más déficit y cubrir ese desfase vía deuda. Lo importante es que la falta de ingresos no estropee unos buenos titulares de presentación de los Presupuestos.

Dicen que son los presupuestos de la reconstrucción y que sirven para reforzar la sanidad y para cambiar el modelo productivo. La intención es buena. El titular impecable, aunque suene grandilocuente. La verdad es que los números no lo respaldan. Tampoco algunas de las actuaciones. Lo adecuado hubiese sido presentar un programa de reconstrucción de la economía y de fortalecimiento de los servicios públicos, cuantificado en dinero, con objetivos y acciones concretas y dimensionado en el tiempo. Da la impresión de que se sigue en la inercia de otros años y que se atienden a otros criterios, a los del ir tirando.

No faltan ejemplos en estos presupuestos nacionales. Vayamos por partes. Uno de los principales gastos es el de la partida de personal. Cuando el gobierno de España fija un criterio de subida salarial, este afecta a todas las administraciones públicas. Así la subida global del 0,9% decidida por la administración general debe ser aplicada por Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales.

El coste de los empleados públicos en España fue el año pasado de 134.463 millones de euros (INE. Cuentas no financieras de los sectores institucionales. Administraciones Públicas). En el primer semestre de 2020 alcanzaban los 68.140 millones, lo que hace prever que a finales de año el coste supere los 136.250 millones de euros. Según esto y sin tener en cuenta el crecimiento de las contrataciones, la subida del 0,9%, unos 1.225 millones de euros. En el caso de Castilla-La Mancha el impacto de esa subida supera los 30 millones de euros.

El gobierno central primero barajó congelar el sueldo a los empleados públicos, máxime teniendo en cuenta lo que estaban soportando los trabajadores del sector privado. Pero descartó esta medida porque las subidas de los años anteriores (2018, 2019 y 2020) fueron acordadas por el gobierno del Partido Popular con los sindicatos. La decisión supondría que en el primer presupuesto PSOE se producía un “recorte” a los empleados públicos. Se habló entonces de una subida moderada y se difundió que sería del 1%. Finalmente se quedó en el 0,9%. Como argumento, el poder adquisitivo sería del doble, porque a la subida salarial habría que añadir la caída de los precios. El deflactor del consumo privado manejado por el Ministerio estaba en ese momento en el 0,9%.

La decisión se mueve más en el terreno doméstico y electoral de no molestar a un gran colectivo de votantes y menos aún a los sindicatos. Y tiene menos de reconstrucción y de modernización. Todo ello porque el criterio que se aplica es el lineal. La subida es igual para todos, desde el ministro hasta el celador, desde el técnico o administrativo que teletrabaja hasta el médico intensivista de UCI o las Fuerzas y Cuerpos de seguridad del Estado, que arrastran un compromiso de equiparación salarial con las policías autonómicas. Y así lo empiezan a señalar algunos políticos y economistas, para los que el dinero se tenía que haber empleado en resolver los problemas que tienen las plantillas de las administraciones públicas en lugar de acometer una subida lineal, máxime teniendo en cuenta que la congelación no hubiese supuesto pérdida de poder adquisitivo. En acometer las necesidades de personal derivadas de la Covid en los diferentes puestos de la administración (ya sean hospitales, SEPE, Seguridad Social…) Es lo que denominan un uso quirúrgico del capítulo I del presupuesto, el de personal.

De hecho, hay Comunidades que aceptan la decisión como mal menor, pero hubiesen preferido destinar esos fondos a reforzar las contrataciones de sanitarios y de personal educativo, esenciales en la lucha contra la pandemia y en la política de fortalecimiento de los servicios públicos que más se han visto afectados por la covid. Castilla-La Mancha hizo reserva de esos fondos, 35 millones, cuando elaboró los anexos económicos del presupuesto y los metió en la gran bolsa de gastos de personal, a la espera de la decisión definitiva del Ministerio.

Decía Groucho Marx que “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”. En ocasiones los problemas no se buscan vienen solos, como la Covid. Por lo demás, no serán pocos los que se identifiquen con el resto de la cita.
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