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Iván Redondo y Pedro Sánchez en 'El Debate 4N'.
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Iván Redondo y Pedro Sánchez en "El Debate 4N". (Foto: Eva Ercolanese // PSOE)

Una derivada muy peligrosa

viernes 06 de noviembre de 2020, 13:04h
Anda el gobierno con alergia a la crítica. Tiene un sistema inmunitario que enseguida reacciona a lo que no sea alabanza. Primero fueron las comparecencias con las preguntas de los periodistas que debían pasar el filtro de la Secretaría de Estado de Comunicación. Luego puso a la Guardia Civil a trabajar “para minimizar el clima contrario a la gestión de la crisis por parte del Gobierno”. Todo ello parejo a un Parlamento que permaneció en mínimo de actividad.
Las críticas y la presión política provocaron la apertura de las ruedas de prensa y el fin del filtro político. Luego, una explicación del jefe del estado mayor de la Guardia Civil. Finalmente, la presidenta del Parlamento y exministra de Política Territorial y Función Pública del primer gobierno de Pedro Sánchez tuvo que activar el funcionamiento de la Cámara.

Las aguas volvían a sus cauces, aunque el sistema inmunitario del gobierno seguía sensible. Y entre alergia y alergia se coló lo de controlar los nombramientos de los miembros del Consejo del Poder Judicial que es el encargado de las principales designaciones en la judicatura. Y dijeron aquello de que “Europa no nos ha dado ningún toque”. Lo que motivó que Europa diera el toque, alto, claro y de forma reiterada.

Después vino lo del nuevo estado de alarma, por seis meses y sin comparecencia del presidente en las Cortes, sólo del ministro de Sanidad cada quince días. Nuevamente la alergia a exponerse a la crítica. Nuevamente la presión provocó que el presidente replegara de sus propósitos y accedió a comparecer él, pero sólo cada dos meses.

No han sido los únicos episodios. También se coló en estos meses el asedió al conductor del telediario más visto en España, a Vicente Vallés de Antena 3.

Y ahora el gobierno vuelve a las andadas con el control de la prensa. No basta con la distribución de la publicidad en los planes de medios, hay que amarrar al crítico, al no alineado.

El gobierno de España ha creado una especie de Servicio Nacional de Prensa denominado “Comité contra la Desinformación” que responde directamente ante el jefe del gabinete del presidente y del titular de la Secretaría de Estado de Comunicación, que es la responsable de la coordinación de la política informativa del Gobierno y de la elaboración de los criterios para su determinación. Es un comité que decide qué es información y qué desinformación. Para ello el servicio se va a dotar de vigilantes censores que van a “vigilar y monitorizar” a los medios.

Y lo visten como un asunto de seguridad nacional y meten al CNI, por lo que el trabajo de campo de los agentes de la inteligencia en esta materia quedará sometido al equipo de comunicación de la Presidencia del Gobierno. Es la versión moderna del SIPG de Carrero, que en origen se creó para vigilar a los universitarios y luego se amplió a sacerdotes y sindicalistas, que eran los peligrosos porque eran según la Presidencia del Gobierno de entonces los que desinformaban a los ciudadanos.

Es cierto que hay campañas de desinformación que están ejercidas por países extranjeros, por grupos radicales, por rivales comerciales a distintos niveles… Siempre ha sido así, aunque hoy el mundo digital y globalizado permita mayor capacidad para desenvolverse. Pero eso siempre lo han investigado los servicios de seguridad. Fue en otra época cuando dependía de la Presidencia del Gobierno.
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