www.clm21.es
¡Más vale que el Gobierno acierte! El riesgo de frustración por la España prometida
Ampliar
(Foto: Pool Moncloa/JM Cuadrado)

¡Más vale que el Gobierno acierte! El riesgo de frustración por la España prometida

jueves 10 de diciembre de 2020, 21:39h
Vino el gobierno tratando de abrir expectativas positivas en la población. A rescatarnos de los ajustes, de los recortes y de los otros rescates. Y ha hecho del Presupuesto la tabla de salvación -de los españoles, claro- y así nos lo ha dicho durante meses: O presupuestos o caos. Decía que eran urgentes y que la salvación de España y de los españoles depende de esa fría y voluminosa ley de ingresos y gastos… “Y de la vacuna”. Para mi vecino Luis -que no trata del gobierno, del mundo y sus monarquías, porque poco le interesan- lo primero es lo primero: la salud, el techo y la comida. La filosofía de Luis es la del qué hay de lo mío en versión pueblo llano.
Y la vacuna parece que llega. Nada tiene que ver el gobierno, cuya responsabilidad se limitará a garantizar la ejecución del plan de vacunación. Los presupuestos también. Y, a decir del gobierno, van a ser la leche. Dicen en la Unión Europea que “no tanto”, que los ingresos están inflados. Y claro si los ingresos son menos, pues el gasto habrá de ser menor. Pero el gobierno insiste. Ha tomado el Presupuesto como las tablas de la ley laica y salvadora que reforzarán la sanidad, la educación y la protección social, que cambiarán el modelo productivo, que se generará más riqueza y que no habrá recortes ni se dejará nadie atrás.

Han dibujado la otra realidad. Claro que eso se produce en medio de una situación en la que decenas de miles de españoles tienen sin resolver su petición de ingreso mínimo vital, en el que la demora para cobrar el paro es de más de tres meses, en el que la desazón comienza a exteriorizarse en algunos autónomos y obreros -los de hostelería, los del comercio… Ya se han visto cargas de la policía contra estos colectivos que se manifestaban de desesperación.

La realidad en la calle se distancia cada vez más de las expectativas que ha venido generando el gobierno. Si el gobierno no logra volver a acortar la distancia entre las esperanzas y las certezas, entre los deseos promovidos y las evidencias alcanzadas, se corre el riesgo de una gran frustración nacional.

Y ese es el principal enemigo desestabilizador del gobierno. Mucho más que esos movimientos del autodenominado “bloque de Estado” por un lado y del ruido de sables, en versión literaria de cartas y manifiestos de otro, reflejo de las dos Españas y de sus demonios que tanto tiempo nos vienen persiguiendo en nuestra Historia de los últimos dos siglos largos y que ahora hay quien se empeña en avivar.

La radicalización y la confrontación se acentúan. El riesgo de choque será mayor cuanto más se quiera calentar los ánimos desde el gobierno y desde fuera de él. Pero sobre todo en la medida en que el gobierno no cumpla con la España prometida. Si la administración funciona tarde y mal -salvo los servicios de recaudación… Si el dinero de la Unión -el maná europeo- no llega cuando se dijo que iba a llegar… Si su reparto obedece más al trueque interesado que a los objetivos proyectados... Si los excesos de ayer y de hoy provocan un recorte de las pensiones… Si la sanidad sigue deteriorándose… Si la ley de educación -la de Celaá-, que también está por venir, provoca una desigualdad entre españoles según el territorio donde vivan -en cuanto a lengua, promoción con suspensos, elección de centro-… Si el motor económico (el turismo y los servicios) -que ha sido- no arranca mientras llegan otros... Si el paro va más allá de lo previsto por el gobierno… Si se recortan las rentas agrarias por la rebaja de los fondos de la PAC… Si… La frustración nacional será un hecho. Mucho se tendrá que emplear el equipo de comunicación del gobierno que lleva ganadas las batallas a corto, para evitar una gran derrota, no del gobierno, sino del país. Siempre cabrá echarle la culpa al otro, al de al lado o al de enfrente, buscar un chivo expiatorio para concentrar sobre él la gran frustración generada en medio de un país empantanado.

El gobierno ya tiene sus presupuestos, en los que ha depositado su confianza y la de todos los españoles. Y así las cosas, es conveniente que el gobierno acierte. No sólo por su bien, sino porque la apuesta es muy alta y hay mucho en juego. En cualquier caso -tanto por si sí como por si no- sería conveniente que los que están al mando traten de rebajar el diapasón, que no alimenten el ruido y que regresen al consenso en lugar de mantenerse en la ruptura. No vaya a ser que de tanto jugar a romper, termine por crearse una gran coalición civil multi ideológica que venga a devolver las aguas al cauce por el que han discurrido en los últimos 40 años.
¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios