Adiós al negocio de los apartamentos turísticos, uno de cada cuatro de la región ha echado el cierre

La región contaba por aquel entonces con un parque de 1.372 apartamentos turísticos, con 5.433 plazas estimadas. La cifra superaba la oferta de los últimos años y la demanda crecía en el primer mes de primavera de mil en mil viajeros de un año a otro. En marzo de 2017, un año de boom turístico, la ocupación era de 7.363 personas al mes y los fines de semana suponía que el 30,7%% de los inmuebles estaban alquilados. Un año después esa demanda eran nueve puntos más y se llegaba al 39,7% más, con un total de 8.302 viajeros en el mes. En 2019 se llegaba a los 9.501 usuarios y el crecimiento de la ocupación ya sobrepasaba la barrera del 40%.

Hoy en día, el número de apartamentos dedicados al negocio del turismo se ha reducido a 1.034. Son 338 menos que dos años atrás. Cuando estalló la pandemia y se produjeron las restricciones a la movilidad e incluso el cierre de los establecimientos turísticos, el sector se replanteó el negocio. En marzo de 2020 salieron del mercado 618 apartamentos, el 45% de los inmuebles que había un año antes.

Después de un año conviviendo y luchando contra el virus, algunos propietarios han vuelto al negocio y la oferta alcanza ya los 1.034 apartamentos, todavía alejada de las cifras de años anteriores. Hay que remontarse hasta 2011 para ver una oferta de plazas más bajas que la que se da este año, una década después.

Esos movimientos y cambios se han dejado sentir en el empleo, que llegó a superar las 600 personas en marzo de 2010. Hoy en día, son tan sólo 311, aunque el año pasado cayó a 285, la menor ocupación laboral para un mes de marzo desde 2007. Bien es cierto que el sector había hecho ajustes y que el incremento del número de plazas ofertadas que se había experimentado en los años anteriores, lejos de ir acompañado de un aumento del empleo, presentaba un modelo considerado más productivo, en el que el número de trabajadores ya se situaba por debajo de las 450 personas.