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Puerta del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia del Gobierno de Castilla-La Mancha.
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Puerta del Palacio de Fuensalida, sede de la Presidencia del Gobierno de Castilla-La Mancha. (Foto: JCCM)

Cuentas públicas del gobierno regional: entre la alegría y el llanto

  • El gobierno cierra octubre con un saldo deficitario de 13,98 millones de euros
  • El mayor ritmo de compromisos, la ralentización de ingresos y la concentración del 22% del gasto anual en los últimos meses amenazan la posibilidad de cumplir el déficit

martes 20 de noviembre de 2018, 20:29h
El gobierno presenta un ligero déficit presupuestario de 13,98 millones de euros a finales de octubre. Es el mejor dato a esa fecha de los últimos años. Sin embargo, el mayor ritmo de compromisos adquiridos en 2018, una ralentización en la ejecución de ingresos y el hecho de que en los dos últimos meses del año se concentren entre la cuarta y la quinta parte de todo el gasto del ejercicio amenazan la posibilidad de que por primera vez llegue a cumplir el objetivo de déficit, que este año está establecido para las Comunidades Autónomas en el 0,4%.
El año pasado, con un déficit presupuestario a finales de octubre de 53 millones de euros, la Junta terminó teniendo un saldo negativo de 237 millones de euros a 31 de diciembre. A los saldos presupuestarios se les aplican posteriormente los criterios de contabilidad nacional, tras lo que se obtiene el déficit definitivo de la Comunidad Autónoma.

A finales de 2017, los 237 millones de déficit presupuestario se convirtieron en 288 definitivos tras la aplicación de esos ajustes, lo que dejó el déficit final de la Comunidad Autónoma en el 0,72% del PIB. El límite que no podían rebasar las Comunidades Autónomas estaba establecido en el 0,6%.

Para hacerse una idea de la evolución probable del déficit de aquí al 31 de diciembre habría que remitirse en primer lugar al comportamiento de ejercicios anteriores. El año pasado en octubre el déficit presupuestario de 53 millones se convertía en real de 192 millones, el 0,48% del PIB. Este año, los 13,98 millones de desajuste presupuestario situarían el déficit real en términos de contabilidad nacional por debajo del límite del 0,4% del PIB anual establecido para 2018 para las Comunidades Autónomas. En concreto, tras la aplicación de esos ajustes, el déficit se situaría entre el 0,30% y el 0,35% del PIB regional.

El año pasado el déficit creció en los dos últimos meses 0,24 puntos. El gobierno responsabilizó de parte de esa desviación a la Universidad y a una liquidación de fondos europeos. De no haberse producido esa situación, según el gobierno, se hubiese alcanzado el objetivo del 0,6%. Pues bien dando por bueno el argumento del gobierno y descontado ese impacto, el déficit achacable al gobierno en 2017 habría crecido 0,12 puntos en los dos últimos meses. Con igual comportamiento en 2018, el gobierno llegaría muy ajustado al límite del 0,4% establecido para este año.

Así las cosas, la evolución de los ingresos y especialmente del gasto en los dos últimos meses de 2018 será la que determine si finalmente el gobierno regional cumple por primera vez el objetivo de déficit o se mantiene en la senda del incumplimiento. Durante los diez primeros meses del año tanto los ingresos como los gastos llevan un ritmo de ejecución ligeramente menor al que se registraba el año pasado por las mismas fechas.

En concreto, se han ingresado el 73,8% del dinero previsto, dos puntos por debajo del año pasado. Los gastos llevan una ejecución del 71%, 1,8 puntos por debajo de octubre de 2017. El año pasado, en los dos últimos meses del año la Junta ingresó 1.331 millones de euros se gastó 1.515 millones. Ese desfase de última hora entre ingresos y gastos es el que finalmente contribuyó al desequilibrio en las cuentas. Todo ello a pesar de que el gobierno metió la tijera al gasto social y de promoción económica en 688 millones de euros.

De mantenerse en noviembre y diciembre el comportamiento registrado en los diez primeros meses, el gasto no financiero sobrepasaría los 7.070 millones de euros, los ingresos estarían en torno a los 6.850 millones, y el saldo presupuestario llegaría a situarse entre los 220 y los 200 millones de euros negativos al cierre del ejercicio, lo que supondría nuevamente el incumplimiento del objetivo de déficit.

Hay que tener en cuenta que en los dos últimos meses el gobierno suele reconocer el 22% o más de todas las obligaciones de pago de todo el año, al ir venciendo los proyectos iniciados en los meses anteriores. Mientras los ingresos suelen crecer por debajo del 20%.

El problema que se le presenta al gobierno este año es que, con un ritmo menor de ingresos, los compromisos de gasto adquiridos por administración general de la Junta hasta final de octubre superan en un 12% (108 millones de euros) los registrados a la misma fecha del año pasado. Esos compromisos y otros nuevos adquiridos a corto plazo vencerán en su mayoría antes de que finalice el año. Hay que tener en cuenta en esos nuevos compromisos a corto las nóminas de los empleados públicos, que suponen 600 millones de euros. Al gobierno le quedarían, pues, 900 millones de euros para reconocer obligaciones de pago de compromisos adquiridos para estar en una situación similar a la de 2017, es decir con un desfase de más de 200 millones. A 31 de octubre ya superaba esa cifra y arrastraba 953 millones de euros en esos compromisos adquiridos en los diez primeros meses, es decir, presentaba peores registros.

En esa situación al gobierno le caben varias opciones. La mejor pero más improbable a la vista del comportamiento de estos meses, aumentar los ingresos. La segunda dilatar el grado de realización de compromisos y licitar algunas compras de bienes y servicios y publicar las órdenes de ayudas contempladas para este año en las últimas semanas. La tercera, que ya ha empleado otros años, es la de trasladar vencimientos al año que viene, dejando pendiente para enero el reconocimiento de obligaciones de pago de esos compromisos, es decir reconocer en los primeros días de 2019 facturas de actuaciones de este año para que no computen en 2018 y así aminorar los gastos con artificios contables y rebajar el sustraendo en la operación de cálculo del saldo.
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