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Emiliano García-Page y Pedro Sánchez en la visita del presidente del Gobierno a Toledo el pasado octubre.
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Emiliano García-Page y Pedro Sánchez en la visita del presidente del Gobierno a Toledo el pasado octubre. (Foto: José Ramón Márquez // JCCM)

El 28 de abril se convierte en la primera vuelta de las elecciones autonómicas de mayo para los dos grandes partidos de CLM

  • El test de abril determinará las estrategias de mayo, polarizará las autonómicas y puede movilizar el voto útil
  • 28 de abril y 26 de mayo, fechas del juicio electoral a primera y segunda vuelta de los ciudadanos castellano-manchegos a los dos grandes partidos de CLM

viernes 15 de febrero de 2019, 12:34h
Para el PSOE castellano-manchego, el 28 de abril era el mal menor. El anuncio de Pedro Sánchez ha supuesto alivio y respiro en el socialismo castellano-manchego, que no quería que la campaña de Sánchez a las generales coincidiera con las autonómicas. En el PP deseaban todo lo contrario. El trasfondo es que tanto socialistas como populares castellano-manchegos consideran que Sánchez desmoviliza y resta a su partido en nuestra Comunidad. A pesar de la distancia, las campañas se van a solapar y eso va a obligar al PSOE de García-Page a hacer esfuerzos para diferenciar la una de la otra, lo que se va a traducir en mayores costes económicos y mayores tensiones políticas. Lo bueno es que el test de las nacionales va a dar tiempo a unos y otros, a todos, para corregir estrategias de cara a las autonómicas. Lo malo es el arrastre que el 28 de abril tenga de cara al resultado del 26 de mayo, que en algún modo y a nivel de marca de partidos puede presentarse como elecciones a segunda vuelta, con apelaciones al voto útil tanto en la derecha como en la izquierda, algo que va a perjudicar a los partidos que resulten minoritarios y puede polarizar la campaña autonómica.
Desde el punto de vista interno, la convocatoria para abril abre un escenario diferente al que se hubiera dado de continuar la legislatura nacional. Los puestos a distribuir aumentan, lo que permite más combinaciones a los estados mayores de los partidos y algunos candidatos pueden ser desplazados de una papeleta a otra (regional y nacional), un escenario que incluso puede llegar a determinar las candidaturas a la Presidencia de la Junta de Comunidades en aquellas formaciones que todavía no tienen designados presidenciables. En menos de un mes, los castellano-manchegos elegiremos a 21 diputados nacionales, 20 senadores y 33 diputados regionales, además de otros 3 senadores que elegirán las Cortes. Y con esos números empiezan las quinielas, las negociaciones y hasta los cálculos en clave económica, de gastos e ingresos, los costes de las campañas y los ingresos por diputados y votos obtenidos.

A falta de realizar la asignación definitiva, los castellano-manchegos elegiremos el próximo día 28 de abril a 21 diputados en Cortes Generales, de los 350 que componen la Cámara Baja, y a 20 senadores, de los 208 provinciales, a los que se suman los senadores en representación de las Comunidades Autónomas, que eligen los Parlamentos Autonómicos a razón de uno por cada región y otro por cada millón de habitantes (tres en el caso de Castilla-La Mancha). Será en los próximos días cuando se produzca esa distribución, que suele provocar pocas modificaciones. En 2016 respecto a 2015 León perdió un escaño y pasó de 5 a 4 y lo ganó Valencia que pasó de 15 a 16.

La ley determina que a cada provincia española le corresponden dos diputados nacionales fijos, excepto en el caso de las Ciudades de Ceuta y Melilla, que es uno. Los 248 restantes se distribuyen en función de la población de cada circunscripción. En 2016 fueron 6 para Toledo, 5 Ciudad Real, 4 Albacete, 3 Cuenca y 3 Guadalajara. 12 fueron para el PP, 7 para el PSOE y 2 para Podemos. El PP ganó 15 senadores (3 por cada provincia) y el PSOE 5.

Y en tema de listas nacionales, se va a asistir a una tensión entre los sanchistas de Ferraz y las direcciones del PSOE críticas al sanchismo, que es el caso de la regional y de tres provincias de nuestra Comunidad. Si existía alguna duda, basta tomar del último acto la purga del diputado de Ciudad Real, José María Barreda, de la Diputación Permanente del Congreso por su crítica a la figura del relator en el tema catalán.

También van a coincidir los actos de campaña de Sánchez con los actos de precampaña de García-Page. Y eso en términos de logística, de publicidad, de movilización, genera problemas y tensiones. En la geografía regional vamos a ver las banderolas y las vallas publicitarias de Pedro Sánchez pidiendo el voto para el PSOE, que tras el 28 de abril y en función de los resultados, puede ser que se retiren a toda prisa si contaminan la campaña de García-Page. También las cuñas de radio, los espacios de televisión y la comunicación en redes sociales centradas en Pedro Sánchez.

En el PP preocupa menos que las campañas físicas de Casado y Núñez coincidan, al contrario, lo consideran positivo. En el PP se da por seguro que Cospedal no repite por Toledo y que la lista por esta provincia la encabezará el secretario nacional de política autonómica, Vicente Tirado.

En Ciudadanos el adelanto electoral precipita la elección de la candidatura a la Presidencia de la Junta de Comunidades. Las candidaturas de cada provincia a las elecciones generales abre huecos y relaja la tensión para el proceso de elección de la cabeza de cartel para las autonómicas. Desde el punto de vista de la campaña no preocupa la dicotomía. Los de la formación naranja venden marca, venden siglas, pero fundamentalmente venden liderazgo nacional: Albert Rivera.

Vox tendrá en generales su primera ocasión para medir fuerzas. Su resultado en esas elecciones puede ser determinante para las autonómicas de un mes después. El principal problema es que carece de una organización e infraestructura electoral extendida. Su punto fuerte lo pone su presencia a nivel nacional como acusación particular en el juicio a los independentistas catalanes que se sigue en el Tribunal Supremo.

Podemos a tomar sus pulsaciones. El 28 de abril determinará si renueva o mejora sus dos escaños o se confirman las encuestas que hasta la fecha anticipan el desplome de la formación morada, con todo lo que ello supone para las posteriores elecciones autonómicas del 26 de mayo y para el secretario general del partido, José García Molina, actual vicepresidente segundo del gobierno regional, que mantiene abierta la contestación interna que lidera el portavoz parlamentario David Llorente.
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