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¿Hay alguien ahí?
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(Foto: Pool Moncloa)

¿Hay alguien ahí?

jueves 17 de septiembre de 2020, 21:36h
Entre todos agitan el caos. Y el caos se queda. Vino un virus chino a poner a prueba nuestra salud y nuestro sistema. Y la salud renquea y el sistema camina en paralelo a la vida de los comunes. Nunca se encuentran. Y el virus se queda. Andan entre reuniones, en esquivar la dificultad y en trasladarla al otro. Y la salud renquea. Mueren ancianos en residencias. Las UCIs se llenan. En las Cortes Generales hay pleno de control. Unos hablan de corrupción. Otros, de lo injusto del sistema, otros de los otros y las otras. Los de la periferia pidiendo lo suyo, unos, más competencias. Otros, presos fuera. Otros, presos cerca. Y aquí nadie hace cuentas. Los presupuestos que no llegan. Los Ertes que no se sabe si se acaban o se renuevan – 800.000 españolitos comunes- y, si siguen, de qué manera. Unos pidiendo unidad y llamando corruptos a los que apelan. Otros, diciendo que ayudan, pero no. Y otros que no saben si saltar sobre su pierna izquierda o sobre la derecha.
Y en los presupuestos que no llegan están las pensiones -casi 9 millones viven de ellas-, el sueldo de los funcionarios -más de dos millones y medio de almas- y no saben si se suben o se congelan. Los padres con niños sanos en cuarentena ¿sin baja o con ella?… Pero hoy ha sido un buen día. El de una frase genial en el Parlamento. Eso dicen al menos los que envuelven a los líderes y se dedican a eso. Cada uno ya tiene su titular para el telediario y el aplauso de los que les rodean.

¿Y cómo se van a invertir los 140.000 millones de euros de Europa? ¿Cuánto para cambiar el modelo? ¿Cuánto para salvar el turismo?, ¿Cuánto para la hostelería y el ocio? ¿Cuánto para salvar la automoción? ¿Cuánto para las fábricas de aviones? ¿Cuánto para las líneas aéreas? ¿Cuánto para el comercio? ¿Cuánto para el autónomo y la pequeña empresa?... Todos esperan. Y, al parecer, la cosa puede esperar como esperó programar el inicio del curso, la planificación de la desescalada, la de los servicios públicos, la del marco jurídico para hacer frente a la segunda ola de la pandemia.

No se sabe cuánto habrá para reforzar la sanidad que renquea. Que ya la atención primaria se hace por teléfono si es que alguien coge el teléfono. La cirugía programada, la de cataratas, la de hernias, la de prótesis de rodilla o de cadera… Todos esperan. Antes no había dinero. Ahora no hay ni dinero, ni quirófanos, ni… En la administración todo va con cita previa. Las horas de media mañana, la del desayuno, siempre están en rojo. Dicen que hay menos personal, pero ahora las solicitudes las rellenan y las teclean los administrados. Y si se equivocan, el error les puede suponer sanción. Es eso que llaman administración digital. Las máquinas que venían a hacer la vida más fácil tienen en su ADN electrónico el “vuelva usted mañana”. Los plazos del DNI, los de Tráfico... Son las colas de la tecnología. Las hay hasta para presentar papeles en los registros oficiales de la administración, eso que llaman el registro común. Que ya ni es registro ni es común.

Ya el Ministerio no habla de las devoluciones de la renta (otro medio millón de almas). Las telarañas están en Hacienda. Y vendrá eso de que falta documentación, está mal rellenada para salvar el pago del interés. La pega es algo que se ha convertido en corriente topando con pagos que debe hacer la administración. El ingreso mínimo vital, la piedra angular del escudo social es prueba de ello. También con eso de las incapacidades, las bajas… Hay fórmulas que la administración aplica en el día a día en una forma de hacer del “porque me viene bien” o en el “porque me es más cómodo o menos engorroso”.

La administración se ha convertido en un fin en sí misma. Tiene vida propia y cuando necesita pide más dinero, porque -dice- la presión que se soporta es menos que soportan en la Unión, aunque en la Unión ganen más y eso les suponga menos esfuerzo. Que no es lo mismo pagar el 40% de 5.000 euros que el 35% de 2.500. La administración siempre tiene la justificación para esto o aquello. Otros proponen eso de bajar impuestos y siempre terminan subiendo el IVA y haciendo ingeniería financiera.

La vida es para ellos, para los que van en la línea paralela. Los comunes necesitan cita previa.

¿Está el enemigo? Que se ponga.
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