El resultado final del ejercicio ha sido incluso mucho peor de las últimas previsiones realizadas en el último trimestre del año, que cifraba la recaudación tributaria en 196.000 millones. La caída de la actividad por el impacto de la pandemia y las medidas adoptadas para frenar la expansión del virus se dejó sentir con fuerza en el consumo. El IVA que es la segunda fuente de recaudación por detrás del IRPF y que aporta al gobierno 1 de cada tres euros de ingresos fiscales ha dejado en las arcas de la Hacienda Pública 63.337 millones, 8.201 menos que en 2019 (-11,5%) y
Los cierres y limitaciones a la movilidad y a la actividad rebajan los ingresos por consumo: 8.200 millones menos por IVA, 1.937 por combustible, 187 por alcohol y 26 por cerveza
Las limitaciones de la movilidad dejan 1.937 millones menos (-15,8%) que un año antes en ingresos por los impuestos que gravan la gasolina y el gasoil. Las restricciones a la actividad en la hostelería también se han traducido en menos ingresos para el Estado, que ha recaudado 187 millones menos (-23,4%) por los impuestos especiales al alcohol 26 millones menos (-7,8%) por el que carga la cerveza.
En total los impuestos indirectos (IVA y especiales sobre consumos de productos) dejan 11.145 millones de euros menos que en 2019 (-11,5%).
La otra gran desviación para las arcas públicas se produjo por el impuesto de sociedades, por el que el gobierno central ha ingresado 7.875 millones de euros menos que un año antes, es decir perdió uno de cada tres euros conseguidos en 2019 (-33,2%). Buena parte (un tercio) de ese descenso estuvo vinculado a la gestión de las devoluciones. En 2020 se realizaron las devoluciones del ejercicio 2018, muy elevadas por los altos pagos fraccionados que se hicieron entonces.
La mayor parte del impuesto de sociedades procede de los pagos fraccionados, que cayeron un 25,4%. La caída fue mayor en los grupos consolidados (-37,6%) debido, de un lado, a sus peores resultados y, de otro, a la importancia que habitualmente tiene el pago mínimo sobre los beneficios en estas empresas. En el resto, los pagos de las grandes empresas no pertenecientes a grupos se redujeron un 15,7% y los de las pymes un 5,1%.
La única alegría, el IRPF...
Sólo el IRPF dio alegría a Haciendas, con unos ingresos que alcanzaron la cifra de 87.972 millones, un 1,2% más que en 2019. Los ingresos se beneficiaron de la comparación con el año 2019 en el que se realizó la mayor parte de las devoluciones ligadas a las prestaciones de maternidad. En conjunto, esta y otras medidas aportaron casi 1.100 millones al incremento de los ingresos, de manera que, sin ellos, el crecimiento de la recaudación habría sido cercano a cero, similar al del impuesto devengado. Hubo partidas con un buen comportamiento como las retenciones públicas (salarios y pensiones), el resultado de la declaración anual y, aunque con aportación marginal, las retenciones por fondos de inversión. El resto de los ingresos (retenciones del trabajo en el sector privado, pagos fraccionados de las empresas personales, retenciones por rentas de capital mobiliario y por arrendamientos) disminuyeron como consecuencia de la situación general.
La facturación de las grandes empresas llegó a caer el 25%
De esta situación general da idea el comportamiento de la actividad económica. En las grandes empresas y pymes societarias la brusca caída de la actividad se tradujo en el segundo trimestre en la pérdida de alrededor de un 25% de la facturación que tenían un año antes. Según se fueron relajando las medidas más severas, esas pérdidas se moderaron. En junio y julio la recuperación se produjo con intensidad, pero desde agosto la tendencia se estabilizó, y solo a partir de noviembre se pudieron observar nuevas mejoras, aunque insuficientes para alcanzar tasas positivas. El perfil, aunque similar en todas las empresas, es más pronunciado cuando se incluye en el colectivo a las pymes, con un peso superior en ramas productivas como la hostelería, la restauración, el comercio y los servicios de ocio, cuyas ventas cayeron muy por encima del conjunto.
Según los Presupuestos del Estado para 2021, el gobierno prevé que la recaudación tributaria alcance en 2021 el importe de 222.000 millones de euros, lo que supondría crecer 27.949 millones sobre lo realmente recaudado en 2020 o 9.200 millones más de lo ingresado en 2019, antes de que la pandemia golpeara la actividad económica.
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