En concreto, la energía aumenta su tasa anual casi cuatro puntos, hasta el 37,6%, la más alta desde diciembre de 1981. Esta evolución es consecuencia del aumento de los precios del refino de petróleo y de la producción de gas; distribución por tubería de combustibles gaseosos, frente a la bajada registrada en mayo del año anterior. También influye, aunque en menor medida, la subida de los precios de la producción, transporte y distribución de energía eléctrica, mayor que en mayo de 2020.
En los bienes intermedios la variación se sitúa en el 12,8%, más de dos puntos y medio por encima de la del mes anterior, a causa, principalmente, de que los precios de la fabricación de productos químicos básicos, compuestos nitrogenados, fertilizantes, plásticos y caucho sintético en formas primarias y de la Fabricación de productos básicos de hierro, acero y ferroaleaciones se incrementan este mes, mientras que descendieron en mayo del año pasado.
En los bienes de consumo no duradero la tasa de crecimientos es del 4,1%, casi un punto y medio superior a la de abril. Este comportamiento es debido a la subida de los precios de la fabricación de aceites y grasas vegetales y animales, frente a la bajada del año anterior, y al descenso de los precios del procesado y conservación de carne y elaboración de productos cárnicos, menor que el registrado el mismo mes de 2020.
La tasa anual del IPRI aumenta en todas las comunidades autónomas. Los mayores incrementos se producen en Murcia, Cantabria y Andalucía, con subidas de 7,8, 5,6 y 4,5 puntos, respectivamente. Por su parte, La Rioja y Castilla y León registran las menores subidas, con incrementos de 0,5 puntos en cada una.