Malos tiempos para la deuda. En julio, el principal comprador de la deuda española, el BCE pondrá fin a la compra de activos. Esta decisión encarecerá las operaciones de endeudamiento de nuestro país. También lo hará la subida del precio del dinero para contener la inflación. Y entre la deuda española, parte tiene destino en Castilla-La Mancha a través del Fondo de Liquidez Económica, del que en la primera mitad del año necesitará 1.168,3 millones de euros, de los que 1.086 millones son para hacer frente a los vencimientos de deuda anterior.
Desde la Hacienda Autonómica se ha hecho un buen trabajo en los últimos dos años y medio en los que se ha acudido a un proceso de renovación de préstamos a intereses más bajos y a periodos más largos. Esta medida puede aliviar en parte el impacto de las condiciones en las finanzas de Castilla-La Mancha, una de las que pasan por mayor riesgo de sostenibilidad, según la Autoridad Independiente de responsabilidad Fiscal (AIReF). La deuda de Castilla-La Mancha a finales del año pasado era de 15.497,7 millones de euros.
Baste señalar que 2020 nuestra Comunidad precisó de 2.826,75 millones en préstamos del Estado, de los que 2.394 se destinaron a vencimiento de deuda
Falta por determinar el impacto que tendrá en el sector privado y en las familias. En su último informe el BBVA advierte que “La economía española es una deudora neta respecto al resto del mundo. El incremento en la carga financiera será especialmente negativo para los jóvenes, aquellos con un patrimonio neto negativo y para las pequeñas empresas, con pocas opciones para diversificar sus fuentes de financiación”. En Castilla-La Mancha el tejido productivo se sustenta precisamente en las empresas de reducidas dimensiones. La situación anticipa ya políticas públicas para el sostenimiento financiero en sectores clave de la economía regional.
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