Según ha confirmado la propia compañía a través de su panel de estado, el problema se originó en la región US-EAST-1, una de las zonas más críticas del entramado global de servidores de AWS. La incidencia ha provocado altas tasas de error y un incremento notable en los tiempos de respuesta de varias herramientas y servicios alojados en esa infraestructura.
Aunque Amazon no ha detallado aún las causas exactas del fallo, sus equipos técnicos han indicado que ya están trabajando para restaurar la normalidad y “mitigar los efectos sobre los clientes afectados”. Hasta el momento, no se ha ofrecido una estimación oficial sobre el tiempo necesario para la recuperación completa.
El impacto ha sido inmediato: plataformas de entretenimiento, redes sociales, asistentes de voz y herramientas de productividad han sufrido interrupciones o lentitud en la conexión, especialmente en América y Europa. Usuarios de Alexa reportaron dificultades para ejecutar comandos básicos, mientras que algunos jugadores de Fortnite y usuarios de Snapchat no podían iniciar sesión o cargar contenido.
AWS, el servicio de computación en la nube de Amazon, es una de las infraestructuras más utilizadas a nivel mundial para alojar aplicaciones, webs y servicios digitales. Un fallo en sus servidores puede arrastrar a un gran número de empresas y afectar a millones de personas, como ya ha ocurrido en ocasiones anteriores con incidentes similares.
Expertos en ciberinfraestructura apuntan que este tipo de episodios ponen de relieve la dependencia global de un número reducido de proveedores de nube y la importancia de establecer sistemas de respaldo y redundancia entre regiones para minimizar los daños.
A esta hora, Amazon mantiene actualizaciones en tiempo real en su panel de estado de AWS, donde se puede consultar la evolución de la incidencia y los servicios afectados.