A dos días de unas elecciones autonómicas en la que el PSOE se juega mucho, el secretario de los socialistas castellano-manchegos, Emiliano García-Page, ha disparado con calibre grueso en los medios de comunicación, y no en los órganos de su partido, contra su secretario general: “García Page acusa a Pedro Sánchez de criminalizar a sus barones”. Este era el titular que en la noche del jueves al viernes El País empezaba a difundir en su edición electrónica y en su servicio de alertas, haciéndose eco de la entrevista de Esther Palomera en el Huffington Post. La conspiración y el ruido de bastones de mando autonómico de los que tanto se ha hablado y escrito, se hacían plenamente visibles y sin posibilidad de matizaciones o marcha atrás.
Deja plantado al poder judicial en Castilla-La Mancha en la apertura del Año Judicial para reunirse con el secretario de los socialistas aragoneses.
Pocas horas después, el mismo día en el que se inauguraba el año judicial en Castilla-La Mancha, el presidente de la Comunidad dejaba plantado al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Vicente Rouco, que se había desplazado a Toledo para celebrar el acto en la capital en lugar de en Albacete sede del Tribunal Superior de Justicia, y a todo el poder judicial en la región. El presidente se desplazó a Cuenca para reunirse con su compañero de partido y barón de Aragón, Javier Lambán e intensificar el acoso contra Pedro Sánchez, con el que García Page no habla desde hace tiempo y cuyos planes dice desconocer.
La prioridad pasa por Ferraz. Y aunque manifestara que nadie le “ha planteado ninguna estrategia para atacar al secretario general”, sus declaraciones habían iniciado en abierto la ofensiva contra su secretario general y su ejecutiva legítimamente elegidos por los militantes socialistas en primarias y en el último congreso federal. Una ofensiva en toda regla y bien estructurada que trata de aunar las escaramuzas que los críticos han venido protagonizando en las últimas semanas, en las que se daba por sucesora natural, Susana Díaz, ha permanecido ausente mucho tiempo .
García Page y sus compañeros de asonada no han esperado a un nuevo congreso, ni han establecido un alto el fuego para no matar con balas amigas a sus compañeros vascos o gallegos. Falta por ver si la tropa secundará a los barones en ese golpe interno o se mantendrá fiel al poder establecido. La izquierda se encuentra en plena guerra por el quítate tú que me pongo yo. Y a ello no es ajeno el mundo de las finanzas, que desea ya el apoyo socialista a un gobierno de Mariano Rajoy, en contra de los postulados y la estrategia de Pedro Sánchez. Algunos militantes critican esta rebelión en pleno fin de campaña en Galicia y Euskadi y con la posibilidad de que puedan celebrarse elecciones generales en diciembre: “Eso nos hace mucho daño. El PSOE es mucho más que Sánchez o que García-Page o que Susana… Somos un partido histórico, profundamente democrático. Hay mecanismos para promover un cambio de dirección. Desde luego a través de la prensa no es la forma adecuada. En eso se ha equivocado el compañero Emiliano”. Los hay más duros que invitan a su jefe de filas regional a entregarse más al gobierno de Castilla-La Mancha que a las conspiraciones palaciegas. Son los que piden “más gestión y menos guerra interna”. Y los hay también que forman con García Page “para salir de la peligrosa dinámica en la que nos ha metido Pedro Sánchez.”
Así las cosas, todo pasa por un congreso. En eso coinciden críticos y oficialistas. La cuestión es si antes de unas hipotéticas terceras elecciones, como ha planteado Pedro Sánchez para tratar de afianzarse, o después de ellas, como defienden los barones críticos. El resultado del domingo va a poner negro sobre blanco el camino a recorrer, no sólo en el PSOE, también en el resto de los partidos, incluido los emergentes, que se pueden encontrar uno sin representación en ambos parlamentos regionales y el otro desbordado por la marea gallega, lo que se sumaría a la situación en Cataluña, con Ada Colau, en la Comunidad Valenciana con Compromís y Mónica Oltra y la posibilidad de que Teresa Rodríguez empuje una marea andaluza y reduzca la marca Podemos a Madrid –donde están en crisis abierta- y a las dos Castillas, en las que también se han manifestado las luchas de poder, y Extremadura. A fin de cuenta, juego de tronos.
La próxima semana va a ser caliente. Los resultados de las elecciones y los movimientos internos perfilarán el comité federal del día 1 previsto inicialmente para tratar de desbloquear la situación política nacional u optar por ir a terceras elecciones y que puede acabar por determinar si el congreso es antes o después de que se forme gobierno. Está por ver en qué situación y con qué fuerzas llega cada protagonista a ese uno de octubre o, si, en algún caso, simplemente llega
Si (
No(
