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Consolación González Rico cierra la trilogía de 200 años de historia de La Jara toledana con la publiciación de su última novela
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Consolación González Rico cierra la trilogía de 200 años de historia de La Jara toledana con la publiciación de su última novela

sábado 11 de julio de 2020, 14:00h
Consolación González Rico acaba de publicar Las marcas del carbón para dar por cerrada su aventura literaria de 200 años de historia de Los Montes de Toledo, a través de una saga familiar que vive los momentos históricos sucedidos en la comarca de La Jara toledana desde 1836 hasta nuestros días.

En la primera novela escrita de esta trilogía, Una mujer de la oretana, la escritora aborda la fuerza femenina de la protagonista Crisanta, una mujer adelantada a su tiempo, y su decisión por luchar por sus derechos en el final del siglo XIX y principios del XX.

En su secuela, titulada La vida que perdimos, se sumerge en los sentimientos del nieto de Crisanta en un homenaje a todas esas personas que se vieron obligadas a abandonar su tierra en un éxodo doloroso tras el final de la Guerra Civil Española y los primeros años de la posguerra.

Ahora, con la precuela de Una Mujer de la Oretana, novela central de la trilogía, González Rico se ocupa en Las marcas del carbón de mostrarnos la vida y personalidad poliédrica de Federico, un hombre que aparece tangencialmente en la primera novela y en esta adquiere un papel protagonista para contarnos los avatares sociales y políticos de las tierras de Talavera en un momento histórico muy concreto.

Esta novela nos cuenta las vicisitudes de Federico, sus orígenes en la garganta de las Lanchas, junto al río Gévalo, muy cerca de Robledo del Mazo, un espacio que goza de la declaración de Microrreserva natural.

En las páginas de Las marcas del carbón son muy importantes los hechos históricos reflejados en la novela publicada por la Editorial Ledoria, como el comienzo de las guerras carlistas, los movimientos y revueltas de Talavera de 1833, los bandoleros carlistas, y muy en concreto el conocido como Blas Romo, que se refugió en Los Montes de Toledo y acabó siendo abatido por las tropas del Marqués de Villaverde.

Pero no menos relevantes son los rincones geográficos que sitúan la trama en el Valle del Río Gévalo, en Piedraescrita, la sierra de La Hiruela o las de Espinoso del Rey, Torrecilla de la Jara o el arroyo Castaño, entre otros espacios naturales reconocibles de la provincia de Toledo.

En definitiva, Consolación González Rico ha logrado cerrar un proyecto literario de envergadura, capaz de transportarnos a momentos muy especiales y determinantes de nuestra historia, sin abandonar por ello la identidad de personajes llenos de fuerza y voluntad, pero también asolados por la soledad, las heridas que el desamor provoca y las consecuencias personales y sociales de la época que les tocó vivir.

Una pluma toledana prolífica y finalista del Premio Planeta

Consolación González Rico es una escritora de origen toledano, nacida en el municipio de Torrecilla de la Jara.

Con su primera novela, Esclavos de un motivo, logró ser finalista del Premio Planeta, y entre sus reconocimientos literarios, que conllevaron sendas publicaciones, destacan el X Premio de narrativa Alfonso VIII de la Diputación de Cuenca (Una mujer de la Oretana), el X Premio de Novela Casino de Lorca (Entre la arena y el cielo) o el II Certamen de Novela López Torrijos de Almansa (La voz del mar). En 2017 publica La calma de las arañas y en 2018 La vida que perdimos.

Las marcas del carbón, que acaba de salir a la luz cuando se conmemora el 25 aniversario de la Editorial Ledoria, es su séptima novela publicada.

Ha conseguido también la condición de finalista en premios de novela tan prestigiosos como el Azorín, Ciudad de Badajoz, Felipe Trigo, Encina de Plata, Juan Pablo Forner o Casino de Mieres, entre otros.

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