Y es que el responsable regional de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural ha admitido que existen limitaciones a la instalación de este tipo de proyectos, vinculadas a las cuestiones ambientales de espacios protegidos o superficies que se pusieron de regadío, pero estas son "insuficientes".
Por ello, ha asegurado que el Gobierno "enfoca" y se "plantea" esta cuestión "porque es evidente que tiene un impacto en el territorio, en el paisaje y en la renta de los agricultores y los ganaderos".
Dicho esto, Martínez Arroyo ha insistido en que se trata de una cuestión "difícil" de afrontar, toda vez que Castilla-La Mancha quiere ser "líder" en energía renovable. "No podemos renunciar como comunidad y sociedad a ir a un modelo de cero emisiones. Castilla-La Mancha está bien situada para ser líder, y cuesta mucho ser líder en un ámbito", ha admitido.
No obstante, ha abundado en la necesidad de analizar los "impactos" que este tipo de instalaciones pueden tener en el territorio y de trabajar para hacer la actividad agraria rentable y para que alguna agricultura, "y entiendo que en Méntrida es posible, sea más rentable incluso que las placas, que tienen la rentabilidad que tienen".
"Son los propietarios los que tienen que ver si les compensa o no pero si no se dedica a la agricultura de manera profesional, sinceramente, dudo de que hoy sea rentable en zonas donde no se da valor añadido al producto", ha defendido.
El consejero ha terminado admitiendo que Castilla-La Mancha, en concreto Guadalajara y Toledo, tiene el "condicionante grande" de estar al lado de Madrid, y soportar "una presión enorme por estar al lado de líneas de evacuación".