Ana Gómez resalta la importancia de conservar joyas patrimoniales como la iglesia parroquial de Orgaz

Un ejemplo de este apoyo es la iglesia parroquial “Santo Tomás Apóstol”, cuya construcción data en 1763, en la que se han llevado a cabo varias intervenciones para su rehabilitación que han sido financiadas por la Diputación de Toledo a través del convenio marco que tiene establecido con el Arzobispado de Toledo para la mejora de edificios religiosos en la provincia.

Ana Gómez quiso conocer de cerca las actuaciones llevadas a cabo en la iglesia de Orgaz con el apoyo del Gobierno de Álvaro Gutiérrez que le fueron detalladas por el alcalde, Tomás Villarrubia, aprovechando una reciente visita a la localidad en la que estuvieron acompañados por el equipo de Gobierno municipal.

Según le detalló Villarrubia, la ayuda económica de la Diputación ha permitido la realización de diversas obras de restauración en la fachada, en las cubiertas de la cabecera, en los capiteles de la capilla del transepto y en la torre.

Con los trabajos incluidos en las distintas fases de que consta el proyecto, que ha contado con la financiación de la Institución provincial de 35.500 euros, contemplan solucionar problemas de humedades causados por filtraciones de agua que provocaban agrietamientos y deformaciones en espacios como las dos cúpulas de las capillas o asegurar y anclar el frontón de remate de la fachada principal cuyo florón estaba desprendido.

En la magnífica torre de la iglesia se han reparado los importantes daños que sufrió y la intervención poco acertada que anteriormente se llevó a cabo poco respetuosa con el original. También el anclaje de elementos sueltos como sillares, piezas, balaustres y elementos ornamentales del cuerpo de la torre y la restauración de los forjados de madera del último cuerpo, el cuerpo del reloj y de las campanas.

La iglesia de “Santo Tomás Apóstol” es uno de los monumentos más relevantes de la localidad de Orgaz, que se construyó aprovechando el solar de un templo que existía anteriormente desde finales del siglo XVII. Es obra del reconocido arquitecto Alberto de Churriguera y fue la última obra que planeó ya que al fallecer en 1750 no pudo acabarla en vida.