El 31 de agosto, tras el éxito obtenido en las elecciones autonómicas de mayo, Isabel Díaz Ayuso anuncia su decisión de presentar su candidatura para liderar el PP de Madrid. Quiere que ese congreso se celebre lo antes posible. Lo que debería ser tenido como algo normal, dado que el PP de Madrid está gestionado por una gestora desde el 17 de mayo de 2018, genera resquemor en los despachos de Génova. Es habitual en la vida de este partido que sus presidentes regionales sean a su vez presidentes autonómicos (en los casos donde gobiernan) o jefes de la oposición (en donde han perdido las elecciones). Feijóo en Galicia, Moreno en Andalucía, López Miras en Murcia, Mañueco en Castilla y León… El último congreso regional del PP madrileño fue el 7 de mayo de 2017.
El PP regional está en una situación de interinidad que dura demasiado tiempo, casi cuatro años y este elemento es empleado por Ayuso para insistir que el congreso se celebre cuanto antes. A nivel nacional, se echa mano de la decisión de la Junta Directiva para la celebración de los congresos ordinarios en toda España, que serán en el primer semestre de 2022. Hay nerviosismo. Empieza a barajarse la posibilidad de que con Ayuso al frente del PP de Madrid por aclamación, la líder de los populares presente su candidatura al nacional. Esa hipótesis será el detonante de la crisis.
En septiembre, el PP nacional posee ya una información contra Ayuso. Casado se reúne con ella y se lo hace saber, eso sí, señalando que confía en ella y en su honorabilidad. El mensaje es recibido en sus verdaderos términos y la situación termina por romperse.
En octubre los enfrentamientos abiertos son ya muy claros. El PP va a celebrar su convención nacional y su último gran valor electoral, Díaz Ayuso anuncia que no puede asistir porque estará de viaje en Estados Unidos. La maquinaria se mueve y, finalmente, Ayuso se presenta en la convención el día 2 de octubre. Se escenifica una aparente tregua. Pero pasan los días, las semanas y la dirección nacional cada vez hace más evidente que no está por la labor de que el congreso de Madrid se celebre en 2021 como pretende Ayuso.
El día 28 vuelven las hostilidades y sectores del PP de Madrid barajan la posibilidad de demandar al PP nacional por la no convocatoria del congreso. La situación se tensa y el presidente Casado y su secretario general ganan tiempo, mientras fontaneros de su entorno recopilan información sobre Ayuso.
A mediados de enero, Casado anuncia que el congreso regional del PP se celebrará durante el semestre y siempre antes que el nacional, que toca en julio. Siguen los miedos y el acopio de información sobre Ayuso. Los días pasan sin que se convoque el congreso regional y Casado va dejando sin tiempos de maniobra a la presidenta madrileña
El 14 de febrero, Ayuso repite su mensaje en un desayuno informativo y pide no retrasar la convocatoria del congreso, escuchar la voz de los afiliados y para que la ilusión del 4M no pare. El 16 de febrero la secretaria general de la gestora madrileña, Anna Camins, le da la réplica en Telemadrid y dice que “la convocatoria del congreso del PP de Madrid seguirá lo ya establecido.
Ese mismo día, El Confidencial publica que “Fontaneros de Génova contactaron con detectives para investigar al hermano de Ayuso”. En la información se habla de que el operativo se habría realizado en octubre, tras fracasar en sus intentos anteriores de conseguir documentos por su cuenta.
La filtración del affaire hace estallar el partido. El PP nacional, lejos de enfriar el ambiente, dispara abiertamente contra la presidenta de Madrid. El secretario general da una rueda de prensa en la que arremete con dureza contra Ayuso y anuncia un expediente informativo. Casado habla a la mañana siguiente en la Cope y pone en tela de juicio el comportamiento de Ayuso. Para cuando habla Casado, ya ha dimitido un fontanero supuestamente implicado en el espionaje a Ayuso, Ángel Carromero, uno de los hombres de confianza de Egea y de Casado.
Los contactos se suceden. El presidente gallego Núñez Feijóo habla de la celebración de un congreso extraordinario para llevar al partido a la normalidad. La dirección nacional se encastilla. El miedo ya no es por Ayuso, ahora hay pánico a una candidatura de Feijóo.