En la Moncloa temen una votación contra la amnistía por parte de diputados socialistas

No es lo mismo romper la disciplina de voto en una ley de amnistía (alivio de penas o como quiera llamarse) que votar no a la investidura de Pedro Sánchez. Lo primero es una discrepancia que se sanciona con una multa, como le pasó a Carmen Calvo cuando se desmarcó de su grupo en la votación de la Ley Trans. Lo segundo, es decir, oponerte a que tu secretario general sea presidente de España es algo que se castiga con la expulsión del partido

Y esa diferencia es la que marca ahora mismo la negociación entre La Moncloa y los independentistas. Los chicos del presidente Sánchez no se fían de que algunos de los suyos voten contra la amnistía, lo que haría naufragar la investidura al sentirse los independentistas traicionados. Los de ERC y los de Junts tampoco se fían. Piensan también que puede darse esa situación y por eso exigen antes la amnistía que la investidura.

Y así está la cosa, entre pillos anda el juego. Unos quieren dejar la amnistía para después de la investidura y los independentistas dicen que, de eso nada

La expulsión de Nicolás Redondo se enmarca dentro de esta dinámica y ha sido un aviso a navegantes por parte de La Moncloa a los que pudieran discrepar. Pero lejos de lograr su objetivo, la decisión ha causado estupor entre la militancia de un partido en el que siempre han convivido varias sensibilidades y corrientes y en el que se ha mantenido, ante todo y sobre todo, la libertad de expresión de los militantes.

Por lo que respecta al uso del catalán, euskera y gallego en las instituciones europeas, el gobierno ha desplegado toda una gran acción en la Unión. Incluso ha tirado de chequera para decir, esto lo pago yo, que es lo mismo que decir esto lo pagan todos los españoles.

Pero en La Moncloa se han olvidado de la geopolítica y no mira más allá de la M-30. El principal opositor a la medida es Francia, que tiene dos regiones, una vasco francesa y otra catalano-francesa. En el país vecino siguen muy de cerca los movimientos en España. Son conscientes de que en caso de que prosperase la tesis de la España plurinacional o la confederación de Estados españoles (la propuesta del lehendakari Urkullu), tarde o temprano existiría una ruptura por parte de vascos y catalanes. Y tarde o temprano, estos dos nuevos estados independientes promoverían la expansión hacia el norte, hacia Francia, generando un problema a nuestros vecinos.

No es la única derivada para Francia. En este país tuvieron y tienen un movimiento de independencia territorial, el de los corsos, con una organización terrorista, el Frente Nacional de Liberación de Córcega, cuyos orígenes se remontan a 1976 y que desde 2014 está en proceso de desarme. Por cierto, en Córcega también hay una lengua propia diferenciada del francés, el corso.