El problema no es nuevo, pero en los últimos años se ha agudizado. Las jubilaciones masivas, la falta de relevo generacional y las difíciles condiciones laborales hacen que la Atención Primaria sea cada vez menos atractiva para los jóvenes médicos. “Hay muchos profesionales que se jubilan y no hay pediatras formados que quieran ocupar esas plazas, sobre todo en zonas rurales”, alertan desde las asociaciones profesionales.
Este es el problema que se repite en numerosas localidades por toda la región. Un ejemplo es el de los municipios toledanos de Cobisa y Burguillos de Toledo (de 4.500 y 3.700 habitantes repectivamente), donde la bajas y jubilaciones han dejado sin pediatra a ambos pueblos desde hace varios meses, sobrecargando las consultas de Santa Bárbara, ya que ambos centros pertenecen a la Zona Básica de Salud de este barrio toledano. Ahora, la baja de una de las pediatras del Centro de Atención Primaria de Santa Bárbara ha dejado en una situación si cabe más preacaria la atención pediátrica de dos pueblos y un barrio entero.
Una profesión envejecida y poco atractiva
Casi un tercio de los pediatras de Atención Primaria en Castilla-La Mancha tiene más de 60 años y los nuevos especialistas no parecen interesados en cubrir esas vacantes. Parte del problema, según los propios residentes, está en la escasa formación práctica en los centros de salud durante el periodo de residencia. La mayoría de las rotaciones se concentran en hospitales, lo que refuerza la idea de que la carrera profesional más estable o prestigiosa se encuentra en la atención hospitalaria.
“Los residentes apenas pisan la consulta de Atención Primaria, y eso tiene consecuencias: desconocen su funcionamiento y no la eligen después”, lamentan fuentes de la AEPap.
En los últimos años, se han incrementado las plazas hospitalarias de pediatría, mientras que la Atención Primaria apenas ha recibido refuerzos. Así, los jóvenes médicos optan por los hospitales, donde perciben mejores condiciones laborales y un entorno profesional más estable.
La situación ha llevado a la AEPap a calificar el modelo como “un pez que se muerde la cola”: la falta de pediatras en los centros de salud aumenta la carga de trabajo de los pocos que quedan, lo que a su vez desincentiva la incorporación de nuevos profesionales.
Sobrecarga y desigualdad territorial
A la falta de profesionales se suma la sobrecarga asistencial. En muchos centros, los pediatras atienden cupos superiores a los 1.000 pacientes, muy por encima de las recomendaciones. Esta presión, unida a la falta de sustituciones por vacaciones o bajas, alimenta un círculo vicioso: más estrés, más renuncias y más plazas vacantes.
Las zonas rurales o alejadas de los grandes hospitales son las que más sufren. En muchos pueblos, los niños son atendidos por médicos de familia, que asumen la atención pediátrica sin la especialización necesaria. “No hay incentivos suficientes para cubrir estas plazas, ni económicos ni de conciliación”, señalan desde el Colegio de Médicos de Toledo.
El SESCAM da incentivos para revertir la situación
Desde la Consejería de Sanidad de Castilla-La Mancha reconocen la dificultad para cubrir determinadas plazas, sobre todo en localidades pequeñas, y aseguran estar trabajando en medidas para fomentar la fidelización de los pediatras en el sistema público. Entre ellas, se estudia aumentar las rotaciones de los MIR en Atención Primaria, mejorar las condiciones laborales, ofrecer incentivos a quienes acepten destinos menos demandados y otras medidas que se engloban dentro del "Programa de Empleo y Fidelización de Médicos Internos Residentes (MIR) 2025".
Estas iniciativas reflejan el compromiso del Gobierno regional por abordar la escasez de pediatras en Atención Primaria y mejorar la calidad de la atención sanitaria en Castilla-La Mancha y se espera que pronto comiencen a verse los primeros resultados.