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(Foto: José Ramón Márquez // JCCM) |
La estabilidad regional y la desaceleración económica acompañan al gobierno en sus primeros 100 días
lunes 14 de octubre de 2019, 10:46h
La fortaleza del gobierno, con una amplia mayoría absoluta, y la debilidad de la oposición, con el peor resultado de su historia, han marcado el devenir de los primeros cien días de gobierno en las relaciones entre ambas formaciones, tanto a nivel interno como externo. Unas relaciones en las que se ha colado Ciudadanos, que logró el primer gran acuerdo con el PSOE en el territorio nacional. Un acuerdo que no ha sido explotado a nivel nacional por la formación naranja. Podemos, ha desparecido el mapa regional.
Lo había anticipado clm21.es la noche electoral: Con los resultados en la mano, el PP castellano-manchego perdía 264.000 euros anuales en subvenciones directas ligadas al número de diputados. Era una tercera parte de lo que venía percibiendo; un dinero con el que venía financiando la estructura. Una cuantía a la que añadir las aportaciones que venían haciendo los parlamentarios que se habían quedado en el camino de las urnas. Esa era la debilidad del PP: menos representación y fuerte caída de su financiación.
En el PSOE, en cambio, lo que mejor sentaba era el “poder de hacer” que le daba la mayoría absoluta. Esa era su fortaleza. En 2019 la región no ha contado con presupuesto ordinario porque el PSOE dependía de Podemos y no se fiaba. No había podido sacar adelante la Ley de Mecenazgo, también tumbada por Podemos… La portavoz del gobierno, Blanca Fernández destaca que “estos 100 días han estado marcados por el diálogo y la estabilidad política y social”.
Efectivamente, en un escenario de incertidumbre nacional, Castilla-la Mancha y Extremadura son las únicas regiones que el 26 de mayo salieron con un gobierno estable. Un valor que, si siempre es de tener en cuenta, en un escenario de desaceleración económica transmite certezas.
En los cien primeros días, el PP ha logrado que su financiación oficial no acuse tanto el golpe por los resultados electorales en un acuerdo facilitado por el PSOE para abrir la puerta de la liberación a todos aquellos parlamentarios que opten por la dedicación plena. El PSOE ha visto cómo la oposición se plegaba al deseo de eliminar la limitación de mandatos presidenciales establecidos hasta ahora en dos legislaturas. El PSOE se ha sacado el clavo en el zapato que era Podemos y ha podido presentar las dos leyes mencionadas que se quedaron en el camino la legislatura pasada: la de Mecenazgo y los Presupuestos.
El proyecto de presupuestos para el año que viene llega en un escenario en el que ya todos asumen algo de lo que unos pocos veníamos advirtiendo desde hace muchos meses a partir de las señales que mandaba la economía: existe una desaceleración y es más pronunciada de lo esperado por los analistas. Además en un marco político nacional sumido en la inestabilidad, con unas elecciones que anticipan que antes de la primavera es imposible que haya presupuestos nacionales. Y puede que la fecha se demore aún más. Y el gobierno estará hasta entonces funcionando con los presupuestos prorrogados de 2018, aprobados por el gobierno de Mariano Rajoy.
Y en ese escenario de desaceleración, los números indican que para garantizar el Estado el Bienestar, el Estado Social, son necesarios 32.000 millones de euros anuales más, de ellos no menos de 1.200 en el presupuesto de Castilla-La Mancha. El acuerdo de pensiones y el acuerdo sobre la financiación, son los dos temas de Estado que están pendientes.
Ambos tienen su importancia en Castilla-La Mancha. El primero porque buena parte de la economía de la mitad de los municipios de la Comunidad, los ingresos por pensiones (y por ayudas públicas directas a los ciudadanos) superan a las los que se producen por los salarios. El segundo, porque existe una infrafinanciación para la adecuada prestación de los servicios públicos, que, al igual que el tema de las pensiones, afecta fundamentalmente a municipios pequeños, a los que representan la Castilla-La Mancha vaciada, un problema que en estos 100 primeros días ha pasado a ser prioritario en la agenda política.
Pero con menos dinero (los ingresos públicos empiezan a acusar la desaceleración económica) y con inestabilidad nacional es difícil acometer esas dos cuestiones esenciales para nuestra convivencia.
La financiación, aunque no es la única, es una de las grandes cuestiones que se ha puesto en la mesa de diálogo entre los partidos. La consejera de Igualdad y portavoz, Blanca Fernández, se ha mostrado partidaria de aprovechar el “clima de cordialidad y respeto existente para dar ejemplo y demostrar que en Castilla-La Mancha, pese a las lógicas discrepancias, se puede coincidir en la puesta en marcha de políticas de empleo, en la aprobación de importantes leyes, en la defensa del agua, en garantizar unos servicios sociales que sustentan el Estado del bienestar, en avanzar en igualdad y en sostenibilidad o en construir nuevas infraestructuras que se antojan vitales para el crecimiento, la cohesión y la modernización de la región”.
Para llevar a cabo todo ello, Fernández ha finalizado apelando a una unidad de acción que requiere de grandes dosis de responsabilidad, generosidad y solidaridad por parte de todos.
Y aunque la puesta en escena apunta a que es posible el diálogo, la política regional no se sustrae a la tendencia nacional de convertirse en un plató y en una cadena de tweets, donde los actores juegan al corto plazo, al ventajismo y al cálculo electoral.
A propósito de la situación y en declaraciones a clm21.es, dice un destacado socialista castellano-manchego que “la política española no cuenta con hombres de Estado”.
Aquí en Castilla-La Mancha, en estos cien días, el gobierno escenifica menos y el PP lo hace más templado en comparación con un año atrás. Sobre este periodo el presidente regional del PP, Francisco Núñez asegura que los cien primeros días del gobierno de Page se resumen en “un gobierno de vacaciones y el PP-CLM poniendo los temas que afectan a la región sobre la mesa”.
Núñez considera además que los grandes temas que afectan a la región los está poniendo el Partido Popular de Castilla-La Mancha sobre la mesa. Y pone como ejemplo la petición del desbloqueo de la actualización de la financiación en 2019 y Además, la apuesta del PP por un pacto regional por el agua” ante el gobierno más trasvasista de la historia como es el del PSOE de Sánchez, o quien está redactando una Ley de Oportunidades del Mundo Rural para combatir una lacra que afecta a nuestros pueblos”.
Paco Núñez ha concluido lamentando que la crisis económica comienza a sentirse más en Castilla-La Mancha que en otros puntos del país, y mientras tanto “el gobierno de Page sigue de vacaciones”.
Por su parte, Ciudadanos trata de abrirse un hueco y, tras rivalizar inicialmente con el Partido Popular, por representar la oposición, ha girado su discurso dando prioridad a los temas sobre la situación económica de la Comunidad, convirtiéndose en altavoz de los datos de coyuntura.
Ese escenario de los 100 primeros días de gobierno hace complicado imaginar un acuerdo de las fuerzas políticas y de los agentes sociales para combatir los efectos de la desaceleración económica en nuestra región.