A pesar de ese crecimiento intertrimestral, el informe considera que “si se cumplen las previsiones actuales, la brecha de producción respecto al nivel del PIB anterior a la crisis todavía será de un 12,3% al final del trimestre en curso”
A pesar de las potentes medidas del BCE, la UE, el gobierno y las administraciones públicas españolas, o del impulso crediticio del sistema bancario, que han evitado escenarios mucho más adversos, serán necesarios varios trimestres de crecimiento para alcanzar la actividad de finales de 2019. La recuperación es más lenta y gradual que el rápido desplome de la producción, y también es desigual entre sectores y empresas.
El estudio apunta a que el confinamiento, la desescalada y los rebrotes afectan de manera muy dispar a las empresas: “Algunas actividades se han recuperado plenamente y han salido beneficiadas por los cambios en los patrones de consumo o por las medidas de seguridad. El COVID-19 ha acelerado el proceso de digitalización de la economía, el teletrabajo o la venta on line. Por el contrario, las actividades más dependientes del consumo social o del turismo extranjero (en julio casi un 80% por debajo respecto al mismo mes de 2019) han experimentado una mayor contracción”. Incluso dentro de un mismo sector -señala- estas tendencias han afectado de manera desigual a las empresas dependiendo de su tamaño, de sus recursos financieros, de su nivel de endeudamiento, de su resiliencia o de la capacidad de gestión de gestores y trabajadores.
Para el BBVA la recuperación probablemente continuará durante los próximos trimestres, aunque su intensidad vendrá determinada por varios factores. “Primero, por el control de los contagios, que salvará vidas y evitará nuevas restricciones a la movilidad o confinamientos hasta que se disponga de vacunas y tratamientos eficaces. Segundo por la colaboración y consensos para adoptar medidas que aceleren la recuperación. Tercero, por la capacidad de aprovechar al máximo las ayudas europeas que España recibirá en los próximos tres años del plan Next Generation EU. Combinadas con las reformas adecuadas, España puede modernizar su sistema productivo, generalizar los casos de éxito ya existentes de muchas empresas y corregir algunas de sus debilidades estructurales, como la elevada tasa de paro y el escaso crecimiento de la productividad”