“La prevención de contagios por COVID-19 implica trabajo adicional que no se contemplaba en los pliegos de condiciones para la contratación de los comedores escolares. Las empresas hicieron sus ofertas económicas y recibieron las adjudicaciones en base a unos costes y a unas previsiones que se han visto alteradas por la pandemia”
“La Administración autonómica, titular de los comedores, debe implicarse y garantizar que las contratas adoptan las medidas necesarias para cumplir los protocolos de seguridad sin dejar de hacer las tareas para las que se las contrató.”
“Esto requiere reforzar las plantillas, incluso liberando recursos desde la propia administración, ya que en un comedor escolar no hay nada que pueda dejarse de hacer, todo lo que se hace es importante. ¿Cocinar o desinfectar? ¿Atender y cuidar a los niños o desinfectar? ¿Quién decide qué hay que dejar de hacer para cumplir los protocolos? Porque todo no se puede hacer a la vez si no hay más manos para trabajar”
“El papel lo aguanta todo y los protocolos escritos están muy bien, son imprescindibles. Pero para cumplirlos se necesitan recursos que deben salir de algún lado. Estamos hablando de la salud de nuestros hijos e hijas”, advierte Laguna.