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MÁS DE 36.000 NIÑOS SUFREN ACOSO ESCOLAR EN CASTILLA-LA MANCHA
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MÁS DE 36.000 NIÑOS SUFREN ACOSO ESCOLAR EN CASTILLA-LA MANCHA

martes 22 de noviembre de 2016, 11:08h

El último estudio, elaborado durante 2014 y 2015 por la asociación de protección a la infancia, Save the Children, señala que el acoso escolar en Castilla-La Mancha afecta al 8 por ciento del alumnado y que, a cada grado de enseñanza un acoso diferente, tanto en su contenido como en el lugar en el que se produce. En 2011, otro informe dado a conocer por la Universidad de Castilla-La Mancha, situaba ese dato en el 11 por ciento. El caso mas grave registrado en Castilla-La Mancha se produjo en 2012 en un instituto de Ciudad Real, cuando la joven de 16 años Mónica Patricia, víctima de acoso, decidió poner fin a su vida. Nuestra Comunidad empezó a tomar conciencia del problema en 2006.

El 27 de abril de ese año, la Cortes Regionales, bajo la presidencia de Fernando López Carrasco, aprobaron una resolución unánime por la que adquiría el compromiso “para lograr una convivencia escolar más pacífica, tolerante y democrática”. Esa decisión sirvió como base para el Acuerdo para la Convivencia en los Centros Escolares, firmado el 31 de agosto de ese mismo año y renovado el 27 de junio de 2013. Entre estas dos fechas, el decreto de la convivencia escolar en Castilla-La Mancha, que el gobierno dictó el 8 de enero de 2008, casi dos años después del acuerdo parlamentario. En 2012, el Gobierno presentó un proyecto de ley para reforzar la autoridad del profesorado, con la que “se protegerá a alumnos y profesores, se fortalecerá la profesión docente… y se reducirá el elevado número de conductas gravemente perjudiciales y mejorará la conviv1encia y el clima en los centros escolares”.

El problema afecta al 8 por ciento de los chicos y chicas de la Región

A pesar de este marco y aunque han mejorado las cifras en los últimos años 2011-2015, según los informes referenciados, el fenómeno sigue presente en las aulas. El actual ejecutivo puso en marcha un Observatorio de la Convivencia en el mes de enero. Cinco meses después, el 27 de junio y con el curso ya terminado, el Observatorio celebró su segunda reunión, en la que aprobó unos indicadores con los que se pretendía fijar los ejes y los fines de la convivencia escolar. Entre ellos, “la promoción de la convivencia desde la primera infancia, la resolución pacífica de conflictos y la atención y cuidado del uso de las nuevas tecnologías”. Con la vuelta a las aulas y el fenómeno otra vez encima de la mesa, la preocupación se reactivó y dos meses después del inicio del curso, ayer mismo, el Gobierno regional constituyó la Comisión para coordinar las acciones de Bienestar Social, Educación y Sanidad, en la que se crea una mesa técnica sobre el acoso y ciberacoso. Esa mesa se estrena con la campaña #TúCuentas.

Los datos de Save the Children dan una aproximación al problema. En España, el acoso entre menores afecta al 9,3 por ciento de los alumnos. La Comunidad con mayor incidencia es Murcia, donde este tipo de conductas afecta al 13,8 por ciento de los menores. En el polo opuesto Navarra, en el que el porcentaje es de 6 puntos.

Tanto el acoso como el ciberacoso tiene registros más altos en las chicas que en los chicos. En el conjunto nacional, el acoso en las aulas afecta al 10,6 por ciento de las chicas. En el caso de los chicos este dato baja al 8 por ciento. Lo mismo sucede con el ciberacoso, que se produce sobre el 8,5 por ciento de las menores y el 6,3 por ciento de los chicos.

Una de cada tres víctimas no cuenta a sus padres el acoso que sufre

El primer estudio sobre bullying (acoso continuado en el tiempo) según los afectados, elaborado por la Fundación Mutua Madrileña y la Fundación Ayuda a los Niños y Adolescentes en Riesgo (ANAR) se hizo público a finales de abril de ese año. ANAR mantiene un teléfono gratuito de atención a niños y adolescentes (900 20 20 10) en el que durante 2015 atendió a miles llamadas en las que los temas fundamentales eran acoso escolar, violencia de género entre adolescentes con casos de control y sexting (envíos mediante el móvil de imágenes de contenido sexual) y el maltrato en el entorno familiar.

El estudio revela que, sobre una base de 25.000 llamadas recibidas en 2015, el total de casos atendidos y contrastados de acoso escolar fueron de 573, frente a los 328 de 2014, lo que supone un incremento del 75%. Además, se trataron un total de 1.741 casos de violencia de género en 2015, frente a los 1.110 de 2014. De los casos de violencia de género registrados el pasado año, 318 de ellos fueron de menores adolescentes. El 46 por ciento de los casos de acoso lo sufrieron chicos y chicas entre los 11 y los 13 años. Por lo que respecta al acoso continuado (bullying), el 43,9 por ciento de los casos dura más de un año. Una de cada tres víctimas no cuenta a sus padres la situación que vive. Los ataques a través de whatsapp y las redes sociales han ido en aumento. Y si antes los casos se daban en los recreos, (ocurría fundamentalmente en primaria) o en los pasillos, o a la salida del centro (secundaria y bachillerato), ahora las amenazas se producen fundamentalmente a través de dispositivos electrónicos.

El 8,1 por ciento de los adolescentes de entre 10 y 16 años reconoce haber recibido en su teléfono móvil fotos o vídeos de chicos o chicas en una postura sexy

El acoso traspasa también a la red, medio en el que, según estudios analizados por la web española de concienciación digital Pantallas Amigas, los menores se sienten más seguros expresando su sexualidad y no perciben el alto riesgo de que los contenidos de Internet sean difundidos. El 8,1 por ciento de los adolescentes españoles de entre 10 y 16 años reconoce haber recibido en su teléfono móvil fotos o vídeos de chicos o chicas conocidos en una postura sexy. El 4 por ciento reconoce haber protagonizado este tipo de imágenes

Internet es una fuente de delitos de acoso a menores. El clásico bullying es llevado más allá de las aulas con el ciberbullying o ciberhostigamiento, en el que un menor utiliza Internet, los nuevos medios de comunicación, las redes sociales, videojuegos, etc., para acosar psicológicamente a otro. Si el acosador es un adulto, el delito se denomina grooming. Además, esta práctica suele llevar asociado que el menor comparta contenidos de carácter sexual que el acosador empleará para chantajear a la víctima.

Por otro lado, el sexting es la práctica más frecuente entre los jóvenes de entre 10 y 16 años. El sexting consiste en compartir de manera voluntaria con otra persona un contenido íntimo pensando que sólo será visto por la persona a la que se le envía, pero esta última decide compartir y difundir el contenido con carga sexual. Este es el caso, por ejemplo, de las parejas que intercambian fotos íntimas y, cuando la relación acaba, una de las partes decide a modo de venganza difundir las imágenes. El sexting puede desembocar en bullying, ciberbullying y grooming, dado que la difusión de los contenidos íntimos puede llevar al menor a sufrir acoso y chantajes, en lo que se conoce como sextorsión.

La situación preocupa no sólo entre padres, profesores, alumnos o departamentos de Educación. La propia Policía Nacional, además del proyecto ciberexpert@ ([email protected]) con el que se pretende proteger a los menores de los riesgos a los que se ven sometidos a través de las nuevas tecnologías, tiene un espacio en su web dedicado al acoso escolar. Además de consejos y material informativo para la prevención ofrece una dirección de correo ([email protected]) que depende de la unidad central de participación ciudadana.

El 14,5 por ciento de los agresores afirman que lo hacen para “gastar una broma”

Las propias víctimas identifican los principales motivos del acoso: ser diferentes, tener una discapacidad, estar fuera de la moda, tener defectos físicos o carecer de habilidades en las relaciones sociales. Los psicólogos han establecido unos comportamientos que pueden ayudar a detectar tanto a agresores como a agredidos. Los agresores responden al siguiente perfil: forman parte de peleas, disputas y enfrentamientos, no controlan sus impulsos y reacciones, agresividad, justifican sus reacciones violentas y no valoran la gravedad de sus actos. En el caso de las víctimas los signos externos son: estar triste y vulnerable, faltar a clase, se relaciona menos, presenta marcas y rasguños, le desaparecen sus cosas y cambia su actitud en clase, no participa, baja su rendimiento…

En el estudio de Save the Children los agresores responden que, en el 20 por ciento de los casos, desconocen por qué lo hacen, el 14,5 por ciento dicen que es para gastar una broma, el 13 por ciento para molestar, el 10,4 para vengarse y cerca del 10 por ciento porque le tiene manía. Las características físicas (8 por ciento), el color de la piel, la cultura o la religión (6,6 por ciento) o por la orientación sexual (5,9 por ciento) son otras de las causas. Estos porcentajes, varían ligeramente si el acoso es a través de dispositivos electrónicos o si es una mezcla de acoso directo y ciberacoso.

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