El movimiento del empleo está relacionado con los cambios en los hábitos de vida, ya sea por las restricciones a determinadas actividades y las limitaciones de movimientos de personas, por el efecto dominó de unos sectores sobre otros o por las modificaciones en los sistemas de trabajo.
La industria del calzado y la textil, la que más sufre por la pandemia
Es cierto que la pandemia ha castigado con dureza a la hostelería que pierde 204.000 empleos de media anual entre enero 2020 y enero 2021 (-16,1%), a los hoteles, que han perdido 47.600 puestos de trabajo (-18,6%) y al comercio, que se deja 45.600 empleos (-2,4%) o las actividades deportivas, recreativas y de entretenimiento, que pierden 33.300 puestos de trabajo (-14,9%). También a otras ligadas al turismo, como el transporte aéreo, que pierde 3.860 puestos de trabajo (-10,1%), las agencias de viajes y operadores, 9.500 (-14,2%), los espectáculos, 8.000 (-12,5%).
Pero hay actividades que han pasado desapercibidas en el maremágnum de cifras de la pandemia. Entre ellas, sobresale una que apenas ha merecido alguna referencia: la de los servicios sociales sin alojamiento, un epígrafe que engloba el cuidado de mayores y de personas dependientes. Es, tras la hostelería, el grupo que más empleos ha perdido: 53.000 (-16,7%). Hay otras como el descenso de familias que contratan a personal doméstico, son 11.000 menos (-2,5%).
También se ha visto afectado el sector educativo, que suspendió clases en los últimos meses del curso pasado durante el primer estado de alarma y que se deja una media anual de 15.680 empleos. También las bibliotecas y otras actividades culturales sufren con una destrucción de 1 de cada 10 empleos.
Las actividades relacionadas con el empleo generan 13.600 puestos de trabajo
Aunque todas estas profesiones son del sector servicio, en la industria algunos subsectores se han visto fuertemente afectados. El del cuero y calzado ha perdido 7.350 empleos, el 16,7% de sus puestos de trabajo. Es un efecto arrastre de las limitaciones al comercio, que también ha golpeado a la confección de prendas de vestir, que se deja 3.610 puestos de trabajo, el 7,7%.
Es evidente que mientras estos sectores han sido los que más han padecido el efecto de la pandemia, otros como el sanitario o las administraciones públicas han visto crecer el empleo. Las actividades sanitarias han generado una media anual de 97.500 empleos y la administración 43.500.
Las empresas de investigación y desarrollo aumentan sus plantillas en 3.200 personas
Otros sectores han estado asociados a ese quedarse en casa y a los nuevos hábitos de trabajo. Las actividades vinculadas a la informática (programación, consultoría y otras) han generado 14.100 empleos, la de reparaciones y reformas domésticas, 32.137 y las postales y de correos, 8.600. Porcentualmente, esta última, que se ha visto afectada por las compras online ha sido la que más ha crecido (9,9%), seguida por las de personal sanitario (8,8%). Las compañías de investigación y desarrollo han creado 3.200 empleos en medio de la pandemia. Y por sectores, el agrícola cierra la evolución media anual con 30.900 empleos más, aunque la industria agroalimentaria apenas si sufre variación (-574 empleos). Si se ve afectada la de bebidas por la caída de actividad de los bares y pierde 2.428 puestos de trabajo (-5,1%).
Y este movimiento de unos sectores que aumentan puestos de trabajo y otros que los destruyen, beneficia a las actividades relacionadas con la gestión del empleo, que han aumentado en 13.600 sus efectivos (7,1%).
En resumen los cambios laborales provocados por la pandemia o a raíz de ella reflejan más sanidad, menos educación, más compras on line, menos comercio tradicional, menos turismo, menos desplazamientos, menos bares y más uso de la informática y más investigación y más puestos de trabajo relacionados con el empleo .
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