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El gobierno, atrapado por una tormenta perfecta que él mismo ha contribuido a generar
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(Foto: Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa)

El gobierno, atrapado por una tormenta perfecta que él mismo ha contribuido a generar

jueves 13 de mayo de 2021, 09:41h
El cambio repentino de viento ha dejado atrapado al gobierno en sus propios planes. Se ha generado una tormenta perfecta de la que le cuesta salir, tanto en la derivada económica como en la sanitaria, en la que se ha instalado el caos jurídico que las Comunidades tratan de poner orden y sentido común. En lo económico, el Ejecutivo reniega de su política fiscal y de las líneas de actuación enviadas a Bruselas. Y la tormenta se ha generado por muchas de las decisiones que ha ido tomando.
Dice que lo de anular la tributación conjunta -que se hacía por una cuestión de igualdad de género- fue una errata, que lo de los peajes en las autovías es algo a estudiar y aprobar por consenso…, que la subida de impuestos se aplaza para cuando España vaya bien y que en eso se tardará al menos hasta después de otras elecciones. Por más que se busque la coartada de una comisión de expertos creada ad hoc para vestir el muñeco fiscal, este se ha quedado desnudo. Y es así, porque lo que empezó siendo una subida fiscal para los ricos ha terminado siendo un plan de subida para las clases medias y bajas de este país, con una política basada en los impuestos indirectos, los que pagamos todos, con independencia de nuestra renta, y una revisión de unos impuestos de patrimonio y sucesiones, que a muchos sectores les parecen trasnochados, fuera del contexto europeo o incluso confiscatorios.

El gobierno se dio cuenta del lío en el que estaba en plena campaña de las elecciones de Madrid y trató primero de que no se conociera su propuesta de subida fiscal. Y se mantuvo eso de que en Madrid no se iban a subir los impuestos, desdiciéndose de lo de la armonización fiscal. Luego se conoció lo de la supresión de la tributación conjunta -muchas explicaciones para dejarlo en que sólo era un planteamiento teórico-. Y tras eso, más.

El gobierno tomó por simples a los ciudadanos y el resultado ha sido el que ha sido. Y el gobierno teme que lo que ha diseñado pueda costarle perder el poder y pasar a la oposición. Y ahora dice que eso es para cuando España vaya bien, para 2024, que es tanto como reconocer que lo que dijo antes de que la recuperación se lograría este año o a principios del que viene no era cierto o si lo era se han hecho las cosas mal y se ha estropeado el escenario previsto.

Tal vez sea la hora de creer en las propias medidas y en tomar en consideración a los ciudadanos y explicarles que el gobierno está convencido que para salir de esta crisis y poder pagar las facturas de las ayudas económicas, los ERTE, el gasto sanitario y la caída de ingresos es preciso hacer un esfuerzo y aumentar la aportación fiscal y, también, hacer recortes en materia laboral y de pensiones. Porque, se vista como se vista, cualquier reforma de pensiones no será a mejor. Por lo pronto se endurecen las condiciones para la jubilación anticipada.

Si el gobierno se asusta y empieza a renegar, esconder o posponer las medidas, está jugando con los ciudadanos. O su plan era bueno o no lo era. O va a subir los impuestos para reforzar los servicios públicos (según dijo en su momento) o no los va a subir para no perder las elecciones. O va a derogar la reforma laboral como prometió o no lo va a hacer. Se puede estar de acuerdo o no con el programa de reformas del gobierno, se puede considerar acertado o desacertado. Pero con lo que no se puede estar de acuerdo es con este juego. Si el plan asusta a los que lo han elaborado va siendo hora de que elaboren otro que dé menos miedo.
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