Dice la Unión Europea, que mide la competitividad económica y social de todas las regiones del continente, que Castilla-La Mancha es, por detrás de Murcia y Baleares, la tercera peor región española para vivir a resultas de los índices que miden la capacidad de un territorio para ofrecer un entorno atractivo y sostenible para que empresas y ciudadanos trabajen en él. Son los datos fríos, las estadísticas de Eurostat, alejadas del calor de la convivencia. Las dos únicas regiones españolas que merecen el aprobado son Madrid y País Vasco.
Mide la Unión a las regiones en términos de innovación, gobernanza, transporte e infraestructura digital, así como en cuanto a las medidas sanitarias o el capital humano. Y en ese barómetro, Castilla-La Mancha obtiene un índice de -0,74, es decir 26 centésimas por debajo del umbral de normalidad. Es lo que denominan RCI (Índice Regional de Competitividad).El RCI se compone de once pilares que describen los distintos aspectos de la competitividad. Por medio de estos pilares el índice evalúa los puntos fuertes y débiles de cada región.
Se clasifican en tres grupos: el grupo básico, el grupo de la eficiencia y el grupo de la innovación. El grupo básico consta de cinco pilares: 1) instituciones; 2) estabilidad macroeconómica; 3) infraestructuras; 4) sanidad, y 5) educación básica. Estos pilares representan los motores básicos de cualquier economía.
Los aspectos demográficos y sociales, como la esperanza de vida y los datos de supervivencia infantil y al cáncer, entre los mejores de España
A medida que la competitividad de las economías regionales se desarrolla y progresa, los factores relacionados con una mano de obra más cualificada y un mercado laboral más eficiente entran en juego dentro del grupo de la eficiencia, que se compone de tres pilares: 6) educación superior, formación y aprendizaje permanente; 7) eficiencia del mercado laboral, y 8) tamaño del mercado. En la fase más avanzada de desarrollo de una economía regional, los impulsores del progreso forman parte del grupo de la innovación, que consta de tres pilares: 9) preparación tecnológica; 10) sofisticación empresarial, e 11) innovación.
El PIB per cápita de Castilla-la Mancha se sitúa en el 72,12 por ciento de la media de los 28 países de la Unión.
Y puestos a medir las instituciones, el índice de calidad de las mismas en castilla-la Mancha es negativo, -0,32. Cuarto peor resultado nacional de un indicador que está destinado a medir la percepción sobre la corrupción en los servicios gubernamentales. Y es que puestos a valorar la corrupción, España es junto a la República Checa y Grecia el país cuyos ciudadanos consideran más extendida la corrupción.
Lo mismo sucede cuando lo que se pondera es la calidad y responsabilidad de los servicios gubernamentales. El indicador está diseñado para medir la Calidad y Rendición de Cuentas de los servicios gubernamentales. Castilla-La Mancha con un -0,43 ocupa también el cuarto peor lugar. Cuando de lo que se trata es de medir la imparcialidad de los servicios gubernamentales, el índice se deteriora y alcanzamos la segunda peor posición, con un -0,52, sólo por detrás de Galicia, con un -0,65. Y en calidad de los servicios que presta la administración estamos en el quinto lugar por la cola.
Mejoramos respecto al resto de regiones españolas en infraestructuras de autopistas y ferrocarril y en cuanto a los servicios de alta velocidad. Obtenemos el quinto mejor puesto en autovías y el segundo mejor en alta velocidad.
Cuando nos adentramos en las estadísticas de población, los castellano-manchegos somos los sextos en la lista regional de españoles con mayor esperanza de vida saludable, con una media de 76,7 años. Dentro de Europa los que alcanzan más esperanza de vida saludable son los suecos (78,7 años) y, dentro de los suecos, los que viven en la capital, Estocolmo (79,7 años). En el polo opuesto, los lituanos, en los que la edad baja a los 64 años, los croatas 64,2, los húngaros y los portugueses de las islas Azores y Madeira.
La UE mide la capacidad de las regiones para ofrecer un entorno atractivo y sostenible a ciudadanos y empresas
Los avances médicos y de salud quedan reflejados en índices como la mortalidad infantil (2,4 por cada mil niños castellano-manchegos menores de un año, el quinto mejor dato de España), la mortandad por cáncer en personas de menos de 65 años (Castilla-La Mancha es la cuarta región española donde menos casos se producen: 24,3 por cada 100.000) o los suicidios (Castilla-la Mancha tiene una tasa de 6,1).
Y si tenemos buenos índices en materia de enfermedad, no lo son tanto en materia educativa. En nivel educativo, Castilla la Mancha figura como la tercera con el porcentaje más bajo de nivel educativo superior con sólo el 26,2 por ciento de la población entre 25 y 65 años. Las tasas más altas las presentan el País Vasco, con el 46,8 y Madrid, con el 46. Las más bajas las de Ceuta con un 23 por ciento y Extremadura con un 24,5. El índice de abandono temprano de los estudios se sitúa en el 25,7 por ciento de la población entre 18 y 24 años.
En materia de trabajo, tenemos un índice de productividad laboral un punto por encima de la media europea, mostramos fuerte desequilibrio en la relación entre el empleo masculino y femenino y el porcentaje de población entre 15 y 24 años sin empleo, que no tiene formación y que no estudia es del 18,5 por ciento.
En materia económica, los ingresos netos de las familias castellano-manchegas se sitúan en un índice del 76 por ciento de la media europea.
En equipamientos familiares, sólo el 70 por ciento de los hogares de la Comunidad tienen acceso a banda ancha, el 70,5 tienen contratado internet y el 38 por ciento ha comprado en alguna ocasión a través de la red.
Destaca el bajo porcentaje (9,2) de empleo en los sectores "financiero, inmobiliario, profesional, científico y de apoyo". El número de solicitudes de patentes por millón de habitantes asciende a 7, mientras que la mayoría de las regiones de Austria, Bélgica, Alemania, Dinamarca o Finlandia superan cada una las 200, 300 o 400. Nuestra Comunidad figura en el furgón de cola en materia de investigación.
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