El país con mejor competitividad fiscal es Estonia, que ocupa el puesto 1 de 37, mientras que España está en el 30. Nuestro país retrocede cuatro puestos respecto al año anterior cuando ocupaba la vigesimosexta posición. El informe destaca como novedad en el último año que “España introdujo un impuesto a los servicios digitales (DST)y un impuesto a las transacciones financieras (ITF), aumentado tanto su tasa de impuesto sobre las ganancias de capital como sus dividendos con una impositiva del 23 por ciento en 2020 al 26 por ciento en 2021, se redujo ligeramente la cantidad de tiempo se necesita una empresa para presentar impuestos al consumo, y redujo la exención de participación para dividendos obtenidos en el extranjero y ganancias de capital de 100 por ciento a 95 por ciento. El ranking de España cayó del 26 al 30”.
En cuanto a la presión fiscal sobre empresas y corporaciones, la competitividad de nuestro país se sitúa en el puesto 32. Los mejores registros de nuestro país se producen en los gravámenes al consumo, en el que ocupa el décimo puesto, en las normas fiscales transfronterizas, decimoséptimo e imposición a individuos (puesto 19). En el caso de España, se beneficia junto a otros cinco países por no tener una exención general del IVA. En el caso de los impuestos sobre personas, el informe recoge que sólo cuatro países, Colombia, Noruega, España y Suiza, recaudan un impuesto sobre el patrimonio, mientras que otros tres (Francia, Italia y Bélgica) lo hacen sobre activos seleccionados.
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