A diferencia de los córners de marcas que venía ofertando hasta ahora los grandes almacenes bajo la dirección de las hermanas Álvarez, estos nuevos locales se comercializan a través de la división de El Corte Inglés Real Estate, y no la de retail.
La nueva fórmula de negocio ya ha comenzado en los almacenes de El Corte Inglés de Marineda City (A Coruña) y de Xanadú (Arroyomolinos, Madrid), que acogerán un total de 42 locales comerciales que estarán plenamente operativos entre 2023 y 2024.
Desde la llegada de las hermanas Álvarez a la presidencia del grupo tras la salida de Dimas Gimeno, se han puesto sobre la mesa numerosas opciones para devolver la rentabilidad a una de las compañías más emblemáticas del país, que arrastra una pesada maleta de pérdidas de casi dos décadas.
La búsqueda de rentabilidad a los macro centros de ECI construidos antes de la burbuja inmobiliaria se ha convertido en una prioridad para la nueva dirección tras el estallido de la pandemia, que supuso un gran recorte en los resultados anuales.
La exacerbada política expansionista del grupo en la primera década de los 2000, así como la conjunción de la crisis del ladrillo primero y la pandemia después, ha dejado trastocado el modelo comercial y económico de El Corte Inglés.
Al cierre del ejercicio fiscal de 2020 registró pérdidas históricas: unas pérdidas netas operativas antes de provisiones de 445 millones de euros con un resultado neto negativo de 2.945 millones de euros.
Entre las estrategias que maneja el grupo destacan las de transformar a espacio outlet algunos centros, convertir en almacenes logísticos otros, alquilar espacios a terceros y vender activos para generar liquidez, como es el caso de los edificios de la compañía en la Puerta del Sol o varios terrenos logísticos no estratégicos ubicados en Castilla-La Mancha y que forman parte de una cartera de activos en venta valorada en 80 millones de euros.
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