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EL PRESIDENTE PAGE SALE DE SU RECLUSIÓN PARA HABLAR DE SU FUTURO POLÍTICO
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EL PRESIDENTE PAGE SALE DE SU RECLUSIÓN PARA HABLAR DE SU FUTURO POLÍTICO

miércoles 24 de mayo de 2017, 18:43h

Andaba Vicente Tirado -secretario regional del PP, un zorro de la política, con trienios en la vida y en la cosa pública- haciendo el resumen de dos años de legislatura: “Le viene grande el cargo. Ha decepcionado a mucha gente. No tiene valentía e inteligencia para sacar adelante esta Región” -decía el zorro sobre el presidente García-Page- cuando una nota urgente llegaba a todos los correos de los medios de comunicación. El presidente, García-Page, iba a comparecer a las 11 horas y 30 minutos, tras semanas de apagón ante los medios de comunicación. Eran las 10 horas y 47 minutos de la mañana del 24 de junio, un mes y diecisiete días después de que el gobierno que preside no fuera capaz de sacar adelante sus presupuestos, tres días después de que Pedro Sánchez, al que atacó abiertamente, fuera repuesto por los militantes en la secretaría general de la que le habían descabalgado los notables, golpe en el que jugó un papel esencial García-Page.

“El congreso federal determinará mi posición personal, que puede vincular a la próxima legislatura”

Demasiado tiempo de silencio para lo que se espera de un líder en un escenario de crisis institucional y de derrota partidista. Hasta los suyos hablaban ya de un estado anímico de depresión. Tirado, secretario general del PP había definido poco antes la situación regional como “crisis institucional, política y social, sin presupuestos ni alternativas”, de la que responsabilizó a un presidente –García-Page- y a un gobierno -el que nombró en julio de 2015- ”agotados, amortizados, fracasados y achicharrados”.

El PP lleva semanas de crítica implacable y documentada contra el gobierno y su presidente y ahora le tocaba hacer el repaso de la legislatura en una rueda de prensa meditada y preparada. Al gobierno se le había pasado el segundo aniversario de las elecciones, el ecuador de la legislatura. La oposición le estaba haciendo el balance, algo que demuestra la pérdida de la iniciativa política por parte del ejecutivo. En su comparecencia, el presidente anunció que su equipo hará un balance en julio, consejero por consejero y en profundidad. García-Page -todavía con los signos de las últimas derrotas en su semblante- señalaba que ahora están en una etapa de reconstrucción.

Cuarenta y ocho días después de la derrota en la votación del presupuesto, el presidente García-Page utilizaba este tema para hacer una comparecencia pública improvisada ante los medios de comunicación -antes, ni en plasma- y anunciar que la próxima semana se iniciarían los contactos con los grupos políticos “para que haya presupuestos en 2017. Junio servirá para marcar el inicio de un análisis en profundidad sobre el planteamiento presupuestario”. Un periodista le recordaba que si después de los insultos a los otros grupos esperaba conseguir el acuerdo. Su determinación es hacerlo y sus referencias eran al proyecto anterior pactado con Podemos y que la formación morada tumbó en el último minuto.

Dicho así y calculando los tiempos, el presupuesto para 2017 -el que regula las retribuciones de los funcionarios, los gastos de inversión, de ayudas, de contratación de personal, del funcionamiento de la sanidad, de la educación, de los servicios públicos…- estaría aprobado a finales de septiembre, justo cuando el gobierno está obligado a presentar los presupuestos de 2018.

Y los tiempos enredan y endiablan el acuerdo, porque si Podemos suscribe los de 2017, no tendrá margen para rechazar los de 2018, último año completo de legislatura en el que las izquierdas deben marcar diferencias unas de otras de cara a las elecciones de mayo de 2019, algo que ya figuraba en la agenda de la formación morada.

La otra opción para sacar adelante los presupuestos es la del apoyo del centro derecha. En varias ocasiones ofreció el PP esta posibilidad con dos condiciones, echar atrás la reforma fiscal del gobierno de 2016 que subió los impuestos autonómicos e invertir más en sanidad. Tantas veces como lo ofreció el PP, tantas veces como lo rechazó el gobierno. Y además lo hizo sin ahorrar desprecios e insultos. Si el gobierno explora esa vía, va a tener que poner mucho más encima de la mesa.

El calendario del presidente le limita para realizar una profunda crisis de gobierno. Y aunque en el socialismo regional las crisis de gobierno son por tradición para la última semana de agosto, cambiar los equipos que conocen los presupuestos en plena tramitación de los mismos y con otros en puertas obligaría a los nuevos altos cargos a un tremendo esfuerzo. Claro que mantener al actual gabinete al completo le supondría ratificar “la decepción en las expectativas y mantener las realidades verificables a cero” -así ha resumido Tirado los dos años transcurridos- o seguir “sin proyecto de gestión y sin proyecto político”, que son las señas de identidad del actual gabinete a juicio de Ana Guarinos, presidenta del Grupo Popular.

“El congreso de junio va a influir y mucho en mi propia posición política y personal en el proyecto partidario de Castilla-la Mancha”

Lo cierto es que el presidente, tras introducir su comparecencia con el tema del presupuesto, dedicó la mayor parte de su intervención a hablar de él, del PSOE y de Pedro Sánchez. Ha dejado su futuro político pendiente del congreso de junio: “El planteamiento y la decisión no sólo de las primarias, sino lo que termine pasando en el proceso de junio va a influir y mucho en mi propia posición política y personal en el proyecto partidario de Castilla-la Mancha”. Y para aclarar algo: “Nunca voy a dejar de lado mi lealtad a la gente que me votó y nunca lo pondré en juego”. Y volvía a recalcar: “Yo tendré que hacer mi propio análisis personal. Tendrá que ver con la foto del congreso federal”. Y no se sabe si en un calentamiento o como mensaje meditado, hablaba de que “el resultado del congreso va a determinar mi decisión que puede vincular a la próxima legislatura”.

Una joven periodista le preguntaba después por la traducción de esa vinculación y si se podía interpretar como que no se presentaría a la reelección. García-Page obvió la pregunta. Repregunta clm21.es. El presidente volvía a responder con silencio.

Page reconocía que no había llamado a Pedro Sánchez para felicitarle y aprovechaba para hacerlo públicamente desde esa rueda de prensa, aunque dijo que sí le había trasladado esa felicitación por otros canales. También, que el resultado de las primarias había sido "adverso al que yo esperaba. Tengo una parte de responsabilidad en todos los debates que en estos meses ha tenido el PSOE”. Un periodo y un enfrentamiento que ha definido como muy duro “que jamás antes había conocido. Un debate descarnado en el que todos hemos cometido errores”. García-Page ha pedido que el nuevo secretario general cuente con todos, reconociendo la libertad de Sánchez para tratar de formar su ejecutiva.

Vicente Tirado (PP): “Le viene grande el cargo (de presidente). Ha decepcionado a mucha gente. No tiene valentía e inteligencia para sacar adelante esta Región”

Uno de los temas empleados para derrocar a Pedro Sánchez el uno de octubre fue un supuesto pacto de este con los independentistas catalanes para que le hicieran presidente. Los tiempos –otra vez endiablados- hacen que finalizados los procesos congresuales socialistas la principal cuestión que va tener que afrontar la nueva dirección del PSOE es posicionarse ante la inminente convocatoria de referéndum que los independentistas catalanes quieren realizar en septiembre o la declaración unilateral de independencia. García-Page ya ha dicho que el PSOE es un partido constitucionalista, que defiende la unidad de España, que aboga por un Estado federal. No somos nacionalistas ni plurinacionalistas. No podemos consentir que se rompa el principio de igualdad de oportunidades en España”.

Aunque, desde el punto de vista de la comunicación política -la del titular y el impacto- la comparecencia de García-Page pudiera resultar una contraprogramación al balance del Partido Popular, el contenido de la misma venía a dar carta de veracidad al fondo de la crítica realizada por Vicente Tirado, Ana Guarinos y Francisco Cañizares: “Castilla-La Mancha está paralizada”.

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