Este séptimo capítulo de Batalla de Restaurantes rinde homenaje a la carne de caza, de quien el propio Chicote reconoce su relevancia en la cultura gastronómica de Castilla-La Mancha y agradece la labor de los cuatro restauradores como garantes de los sabores típicos de la región.
En el programa, que ya ha pasado por otras seis ciudades españolas, los cuatro restauradores toledanos deben valorar el espacio, el servicio, la comida, la cocina, el precio y un plato típico, que en esta ocasión es la carne de caza. Finalmente, Alberto Chicote tendrá la votación definitiva y aportará sus propias valoraciones de los puntos anteriores para decidir cuál es el mejor restaurante.
Como representantes de los locales toledanos, participaron en el programa Pedro Gómez, gerente Tarambana Gastrobar; Ismael Suleiman, propietario y jefe de cocina de El Albero (Solete Repsol); David Méndez, jefe de cocina de Novus Orza y Soledad Jiménez, jefa de cocina de Olrey.
Olrey, polémica y suspenso
En primer lugar, el programa recabó en Olías del Rey, en el restaurante Olrey regentado por Julián Rodríguez y con Soledad Jiménez al frente de los fogones de este espacio toledano, más conocido por acoger grandes celebraciones como bodas.
Desde el primer momento el resto de concursantes se mostró crítico con el espacio de Olrey, que calificaron de recargado y anticuado, así como con las cocinas, desactualizadas, y donde detectaron varias irregularidades como ensaladas sin envasar ni etiquetar en las cámaras.
La ensalada de asadillo, pulpo, foie y la perdiz toledana fueron algunos de los platos que degustaron tanto Chicote como el resto de restauradores, en una comida con polémica incluida en torno a unos supuestos postres caseros que resultaron no serlo, todo ello por un precio de 260€.
Finalmente, Olrey recibió una nota media de un 3,4 por parte del resto de concursantes, que ascendió a un 3,8 tras la valoración final de Alberto Chicote.
Novus Orza, modernidad que convence
Novus Orza, en pleno Casco Histórico de Toledo, fue el segundo restaurante toledano a examen.
Desde la llegada de los concursantes, Novus Orza recibió alabanzas a un espacio moderno y renovado, con una cocina bien equipada.
Ramen de panceta y carabineros, alcachofa confitada, perdiz a la toledana, steak tartar de venao y faisán con baklava fueron parte del menú que pasó por la lupa de los concursantes.
El momento de tensión vino dado por Soledad (Olrey), quien comentó que su plato era más bonito que rico, a lo que David, el cocinero de Novus, le contestó que “al menos ya ha visto un plato bonito”, no como el día anterior en Olrey.
En total la cuenta en Novus Orza ascendió a 249,80€ y recibió una puntuación de 5,9 del resto de concursantes, que subió hasta el 6,3 después de que Alberto Chicote le diera una valoración final de un 7,2, una de las mayores puntuaciones del cocinero en lo que va de temporada.
El Albero, comida tradicional servida con espectáculo
El Albero, en el barrio de La Reconquista, es el tercer restaurante de la noche en Batalla de Restaurantes.
Tanto Sole como David y Pedro aprobaron la sencillez y la elegancia del comedor y reconocieron la meticulosa firma de su cocinero en la organización de la cocina.
En este caso, pochas con perdiz, mollejas, morcilla y sardinas formaron parte del menú, compuesto por una tapa, un primero, un segundo y postres, en una comida con “espectáculo” a raíz de un alioli casero o mayonesa de bote con ajo confitado.
La cuenta en este local fue de 240€ y la nota de la competencia de 5,3. Finalmente, las valoraciones de Chicote elevaron su media hasta el 5,7.
Tarambana, una apuesta fuerte y dosis de ironía
Por último, el programa cerró con Tarambana, ubicado en la Avenida de Irlanda.
En Tarambana los restauradores percibieron un espacio moderno y una visible inversión pero pusieron en duda la presencia de variedad de carne de caza.
Picadillo de venao, lasaña de perdiz estofada a la toledana, vitelo tonato de lomo de ciervo y presa de angus fueron algunos de los platos elegidos.
Como anécdota de la comida, las críticas a la “falta de alma” de una ensalada, a las que Pedro, gerente del local, contestó con sorna “nos tendremos que ir a hacerla al cementerio para que tenga alma”.
Tarambana sumó la cuenta más económica de los cuatro locales toledanos, con un total de 197,75€.
Los concursantes le dieron una valoración media de 4,7, que subió a un 5,1 tras la valoración final de Alberto Chicote.
Batalla sí, show también
Tras las comidas, los cuatro concursantes desvelaron sus puntuaciones, confrontando sus opiniones en un acalorado cruce de reproches, en el que destacaron las repetidas críticas a Soledad (Olrey) por repartir ceros indiscriminadamente al resto de platos de caza, lo que en un punto llevó a Pedro (Tarambana) a apodarla “la niña del rosco”.
En definitiva y estrategias de puntuación aparte, Batalla de Restaurantes dejó bastante buen sabor de boca sobre la gastronomía y la restauración toledana. Si bien no faltaron algunos momentos tensos, de esos que requiere la telerrealidad para mantener al espectador pegado a la pantalla, el tono general del programa fue amable, mostrando algunos de los puntos más emblemáticos de Toledo y cuatro locales bien conocidos por la mayoría de los toledanos, que defendieron con aplomo sus casas y sus cocinas.
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